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Las fechas de cumpleaños son esperadas con ilusión y el pastel para celebrar con los invitados no puede faltar.

Después de cantar “Happy Birthday” en Estados Unidos, o “Las Mañanitas” en México, viene una parte muy importante: soplar las velas del pastel.

La tradición de soplar las velas tiene diversas teorías sobre su origen. Algunos señalan que comenzó en la antigua Grecia, cuando se llevaban pasteles con velas encendidas al templo de Artemis, diosa de la caza.

Otras culturas sugieren que el humo de las velas lleva mensajes a los dioses. Lo cierto es que, actualmente, los cumpleañeros soplan velas en su pastel para que sus deseos “se hagan realidad”. Si es una costumbre tan bella, ¿por qué deberíamos detenerla?

Investigadores canadienses examinaron la propagación de bacterias al soplar las velas de un pastel. Las pruebas indicaron que los bioaerosoles en el aliento expulsado de la boca son una fuente bacteriana que se transfiere al delicioso pastel.

La publicación de lanza un dato impactante: al soplar las velas arrojamos 1,4000% más bacterias a nuestra torta de cumpleaños.

Paul Dawson y su equipo pidieron a un grupo de personas que comiera pizza y después soplara las velas sobre una capa de hielo. Por la transferencia de bacterias orales, los niveles bacterianos registrados fueron 14 veces más altos.

Claro, esto depende de la salud e higiene bucal de cada persona. En la investigación, el aliento de una persona elevó el nivel bacteriano 120 veces. Cabe agregar que, en México, los cumpleañeros también le muerden al pastel.

Los especialistas del Centro Canadiense de Ciencia y Educación especifican que algunas bacterias son amigables (por eso los besos no enferman), pero se sugiere que no se soplen las velas, si la persona festejada está enferma.

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