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Ninguna mudanza es sencilla, lo sabe todo aquel que se haya cambiado de casa alguna vez, pero mover a un presidente de Estados Unidos y acomodar a su remplazo el mismo día es un trabajo complicado que debe realizarse con tal precisión para que en 6 horas quede terminado.

El presidente electo debe arreglar y pagar la mudanza de sus pertenencias a la mansión presidencial, esto incluye sus objetos personales como sus muebles, una vez que está instalado, los gastos los rembolsa el gobierno de un fondo aprobado por el congreso para gastos de la residencia oficial.

La mudanza del nuevo presidente se planea al mínimo detalle, debido que durante el mismo día se sacan las cosas del anterior y se llevan a su nueva residencia. Previamente, con aproximadamente una semana de anticipación, las pertenencias del mandatario entrante se colocan en un almacén en Maryland y quedan resguardadas por el Servicio Secreto.

De acuerdo con Elle Decor, en un periodo de 6 horas, a partir de que los presidentes se marchan de la residencia rumbo a la ceremonia de inauguración, todas las pertenecías en este caso de la familia Obama se sacarán y se colocarán las de Trump, y se limpiará, repintará e incluso se cambiarán las alfombras que sean necesarias, todo de acuerdo a las especificaciones de la nueva familia presidencial.

Por seguridad y privacidad de los presidentes no se contrata a personal fuera del gobierno, un equipo de 100 personas pertenecientes al equipo de operación de la Casa Blanca se encarga de la operación perfectamente coreografiada.

Al final del día la ropa de la familia presidencial debe colgar de los closets de la Casa Blanca y su comida favorita debe estar almacenada en las alacenas.

La oficina Oval debe redecorarse y acomodarse al gusto del nuevo presidente, incluyendo libros, muebles y arte en las paredes.

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