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Michelle Casey, una estudiante de la Universidad Estatal de Oregón, murió este domingo tras caer desde un acantilado en Happy Valley.

Esta semana, las que la joven de 21 años intentaba tomar una fotografía cuando resbaló de la montaña Neahkahnie. La caída fue de 30 metros y quedó gravemente herida.

El novio de Casey dijo a las autoridades que Michelle cayó en un árbol, lo que le impidió caer directamente en el agua del océano Pacífico. Cuando llegaron los equipos de rescate aún respiraba, pero el rescate fue complicado y murió después en un hospital de Portland.

“Se solicitó asistencia a Cannon Beach para un rescate con cuerdas y enviaron un equipo de rescate que llegó aproximadamente a las 10:51 AM”, señala el .

La familia de Michelle Casey informó que la joven era donante de órganos y salvó dos vidas, tras su muerte.

“A ella le encantaba estar al aire libre y siempre estaba en la playa, su lugar favorito. Michelle siempre alegraba a las personas con su personalidad amorosa y generosa”, agregaron.

Su familia la recordó como una mujer activa. Practicaba Taekwondo, jugaba voleibol y voleibol de playa, además de hacer ejercicio aeróbico de rutina. Además de ser estudiante, atendía un Starbucks en Portland.

El psicoterapeuta Aaron Balick, autor de The Psychodynamics of Social Networking, advierte sobre el aumento de casos en los que tomar selfies o se convierte en un riesgo.

“Tienes que ser realmente honesto contigo mismo. Si el proceso de tomar fotos te provoca ansiedad, o si comienzas a sentirte nervioso cuando no puedes revisar tus notificaciones, entonces es posible que tengas problemas”, dice a .

Un estudio publicado en sostiene que más del 85% por ciento de las víctimas que murieron mientras toman selfies tenían entre 10 y 30 años de edad.

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