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Sudáfrica rindió hoy tributo a Nelson Mandela en la víspera del centenario de su nacimiento con un mitin que contó con la presencia del expresidente de EU Barack Obama, quien pidió que se recuerde la visión del histórico dirigente surafricano ante el retroceso global de la democracia.

Obama lanzó un mensaje contra la desigualdad, el racismo y el "cinismo" político, y puso a Mandela como ejemplo de esa lucha.

"En el cumpleaños número 100 de 'Madiba' (nombre popular de Mandela en Sudáfrica) nos encontramos en una encrucijada, un momento en el tiempo en el que dos visiones muy diferentes del futuro de la humanidad compiten acerca de quiénes somos y quiénes debemos ser", señaló Obama.

"Dejadme deciros en lo que yo creo: Creo en la visión de Nelson Mandela; creo en la visión compartida por Gandhi y (Martin Luther) King; creo en la justicia y en la premisa de que todos nacemos iguales. Creo que un mundo gobernado por esos principios es posible", aseveró.

Obama afirmó que Mandela llegó a "encarnar las aspiraciones universales de los desposeídos de todo el mundo" porque luchó por "la esperanza de una vida mejor y la posibilidad de una transformación moral en la conducta humana".

Sin embargo, recordó que la suya fue una vida de "sacrificios" y que la visión del mundo por la que luchó es atacada en estos "tiempos inciertos" de "miedo al diferente" y de líderes que rechazan la "verdad objetiva" y cierran las fronteras.

"Ahora vemos a parte del mundo amenazar con volver a una forma más brutal de hacer negocios (...) Las estructuras previas de privilegio y explotación nunca se fueron del todo", indicó Obama.

"No tenemos más opción que seguir adelante; los que creemos en la democracia y en una humanidad mejor tenemos otra historia que contar", subrayó el expresidente estadounidense.

A pesar del dramatismo de su mensaje, Obama habló con esperanza y sin perder el humor, especialmente cuando el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, quien había intervenido justo antes que él- bromeó al decir que aunque su trayectoria se asemeje mucho a la de "Madiba", nunca será "tan buen bailarín".

"Es el padre de nuestra Sudáfrica unida, no racista y no sexista (...) Sus luchas y sacrificios tocaron las vidas de millones y continuarán inspirando a las siguientes
generaciones", sostuvo el presidente sudafricano.

Ramaphosa también aseguró que, aunque los sudafricanos están "orgullosos de decir que (Mandela) era uno" de ellos, saben que su legado "pertenece al mundo".
Todos los ponentes coincidieron en señalar que, pese a no ser un "santo" ni un hombre "perfecto", Mandela supo mantenerse humilde hasta el final.

En palabras de Graça Machel (la tercera y última esposa de Mandela), él sabía que era el más icónico "rostro de la lucha" contra el régimen segregacionista del apartheid, pero "se veía a sí mismo" como un "simple soldado" más entre todos los que lucharon por la libertad.

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