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 "¡Envíenla de vuelta! ¡Envíenla de vuelta!". Los últimos cánticos racistas contra una congresista musulmana en un acto electoral del presidente de EU, Donald Trump, avivaron este jueves la tensión y la polarización política de cara a las elecciones del próximo año.

Estos lemas fueron coreados por los seguidores de Trump en el acto de campaña que el gobernante celebró en Greenville (Carolina del Norte), después de que el mandatario cargara contra la legisladora Ilhan Omar, una joven musulmana de 37 años, nacida en Somalia, que representa en el Congreso de EE.UU. a uno de los distritos de Minesota.

Trump evitó sumarse al coro de voces, pero se mantuvo en silencio con una sonrisa cómplice.

Poco después, de regreso a Washington, el presidente alabó a los asistentes.

La campaña electoral de cara a las elecciones de noviembre de 2020 adquiere así un tono agresivo que se ha caldeado aún más esta semana y que amenaza con distorsionar el debate político.

Kamala Harris, la senadora demócrata por California y una de las favoritas a la candidatura presidencial de su partido, calificó las declaraciones del mandatario de "viles, cobardes y xenófobas".

"Es racista. Ensucia la oficina del presidente (...) Es hora de sacar a Trump del cargo y unir al país", remarcó Harris.

"Tenemos que rebajar el tono de la retórica en el país. Usar, lanzar palabras como 'racismo', casi aplicándolas de manera rutinaria a casi todo", lamentó Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado, en declaraciones a los periodistas este jueves en el Capitolio.

"Aquí la cuestión es (...) ¿dónde quieren llevar a EEUU? Quieren convertir a EU en un país socialista", subrayó McConnell, uno de los pocos republicanos que se han referido públicamente a los comentarios.

La controversia ha ido creciendo desde que el pasado domingo Trump atacara a un grupo formado por cuatro jóvenes congresistas demócratas, conocido como "La brigada" ("The squad") y que integran la latina Alexandria Ocasio-Cortez, la afroamericana Ayanna Pressley, junto las musulmanas Rashida Tlaib y la mencionada Omar.

Las congresistas son parte del ala más progresista del partido demócrata y han lanzado ambiciosas propuestas, con escaso recorrido legislativo, como el multimillonario "Nuevo Pacto Verde" para combatir la crisis climática o un plan público de cobertura de salud universal.

Todas ellas son ciudadanas estadounidenses, y tres de ellas nacieron en el país: Ocasio-Cortez en Nueva York, Tlaib en Detroit (Michigan) y Pressley en Chicago.

Omar, por su parte, nació en Mogadiscio (Somalia), pero obtuvo la ciudadanía estadounidense cuando era adolescente, después de llegar como refugiada al país junto a su familia.

Ocasio-Cortez, de padres puertorriqueños y una de las estrellas demócratas en ascenso, ha acusado a McConnell de ser "cómplice en el avance del racismo en EE.UU. y de "no tener las agallas para criticar" las palabras de Trump.

Por su parte, Trump ha rechazado pedir disculpa alguna y ha insistido en que no tiene "un solo hueso racista en su cuerpo".

"No aman nuestro país. Están tan enfadadas. Si no les gusta, dejen que se vayan, dejen que se vayan", reiteró el presidente en el acto electoral.

El exvicepresidente y también aspirante a la candidatura demócrata en 2020, Joseph Biden, replicó con ironía que si Trump no tiene un "solo hueso racista en su cuerpo" es que "carece de huesos".

"No creo que la vasta mayoría de los republicanos en el Congreso se sienta así, pero ahora mismo es quien manda en el Partido Republicano", dijo Biden en una entrevista con la cadena ABC.

No es la primera vez que Trump se ve envuelto en la polémica por sus comentarios raciales y su condescendencia con el supremacismo blanco.

En 2017, tras los enfrentamientos entre neonazis y antifascistas en Charlottesville (Virginia), que se saldaron con una mujer muerta y decenas de heridos al atropellar un supremacista blanco a la multitud con su vehículo, el mandatario optó por una polémica equidistancia.

Trump responsabilizó de la violencia tanto a los grupos neonazis como a los manifestantes de izquierda y, además, llegó a considerar que había gente "muy buena" entre los supremacistas.

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