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En un reciente informe, los fueron considerados los maestros de la manipulación emocional debido a un característico gesto que los hace tiernos e irresistibles.

Un nuevo estudio publicado en las (PNAS por sus siglas en inglés) dice que las cejas levantadas y los grandes ojos adormecidos son producto de 33 mil años de evolución.

De acuerdo con los autores, la expresión es más un signo de supervivencia que de amistad.

Para llegar a esta conclusión, los expertos realizaron una comparación entre lobos y los animales que comenzaron a evolucionar a partir de su domesticación en la Edad de Piedra.

Se examinaron los músculos de los ojos en seis y cuatro lobos muertos de diferentes razas.

Descubrieron que cinco de los seis perros tenían músculos gruesos capaces de levantar las cejas, específicamente para imitar las emociones humanas, excepto por la raza husky siberiano, una raza relacionada con los lobos.

A su vez, los lobos revelaron que no tenían la misma estructura ósea y muscular o tenían una versión más delgada y rígida.

En términos evolutivos, este periodo de tiempo es demasiado corto, pero ha llevado a los humanos a preferir las miradas grandes de “ojos de cachorrito”.

“Tenemos la hipótesis de que las cejas expresivas de los perros son el resultado de una selección basada en las preferencias de los humanos”, escribieron los autores en el informe.

“En tan sólo 33 mil años la domesticación transformó la anatomía del músculo facial de los perros, específicamente para la comunicación facial con los humanos”.

Este estudio se combinó con análisis de comportamiento donde 27 caninos de refugio y nueve lobos salvajes fueron filmados en interacción con humanos desconocidos.

Durante este experimento se registró la frecuencia con la que los perros levantaban las cejas o hacían “ojos de cachorro”: los animales domesticados hicieron este gesto al menos cinco veces más que los lobos.

Una teoría creada por los actores señala a la evolución como un medio en donde los perros están adoptando una anatomía facial más humana que sus parientes salvajes en dicho periodo de tiempo.

“Esta es una diferencia sorprendente para las especies separadas hace 33 mil años y creemos que los cambios musculares faciales notablemente rápidos se pueden vincular directamente a la interacción social mejorada de los perros con los humanos”.

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