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Los ayudados iniciales fueron lo mejor de su faena al tercero de la tarde, que le dio pocas posibilidades de triunfo. Dejó escapar la oreja que tenía en la bolsa después de ejecutar una magnífica faena derechista al noble sexto de la función. Lo pinchó en dos ocasiones.
Se frenaba el primero del festejo en la muleta de oficioso Fabián Barba, que en todo momento mostró su característica voluntad. Tampoco tuvo mucha tela de donde cortar en el segundo de su lote.
Pepe Murillo fue una luz de esperanza que se extinguió en un abrir y cerrar de ojos, nuevamente no redondeó la faena ante el quinto, al que le había puesto dos soberbios pares de banderillas el subalterno Pascual Navarro.
Se lidiaron cinco toros de San Marcos y uno de Valparaíso, bien presentados, fuertes, con edad y cornalones, destacando el quinto y el sexto de San Marcos.
