Cada 3 de junio, el mundo celebra y rinde homenaje a uno de los de transporte más sostenibles y accesibles: la bicicleta, una herramienta poderosa en la lucha contra el cambio climático.
Además de ser un medio ecológico, la bicicleta contribuye a reducir la congestión vehicular y mejora la calidad de vida en las ciudades.
Esta fecha no solo celebra el Día Mundial de la Bicicleta, sino que también invita a reflexionar sobre la movilidad sostenible, el diseño de ciudades más humanas y el derecho a circular con seguridad. Pero ¿Cuál es el origen de la bicicleta y por qué se celebra su invención?
La historia de la bicicleta se remonta al siglo XIX en Alemania, donde Karl Freiherr von Drais construyó el primer prototipo de este vehículo, hecho completamente de madera.
En 1861, el francés Pierre Michaux añadió pedales al diseño, aunque aún estaba lejos del modelo que hoy conocemos. Años más tarde, en 1870, el británico James Starley desarrolló la bicicleta de rueda alta, caracterizada por una gran rueda delantera y pedales en el eje.
Finalmente, en 1885, el también inglés John Kemp Starley creó el diseño más cercano a la bicicleta moderna, con dos ruedas de tamaño similar y transmisión por cadena.
Leszek Sibilski, fue el académico que lideró la campaña para que la ONU reconociera el impacto positivo del uso de la bicicleta.
Mientras que en abril de 2018 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó que cada 3 de junio se celebraría a nivel mundial el Día de la Bicicleta con el objetivo de reconocer los beneficios sociales, económicos, ambientales, al mismo tiempo de promover su uso para lograr ciudades más sostenibles.
A lo largo del tiempo, la bicicleta ha evolucionado en diseño, materiales y funcionalidad. Hoy en día existen diferentes tipos de bicicletas, adaptadas a las necesidades de cada usuario y al entorno donde se utilicen.
Algunos de los tipos más comunes son:
El Día Internacional de la Bicicleta también busca resaltar los múltiples beneficios físicos, ambientales y económicos que ofrece el uso de este vehículo.
Además de permitirnos reconectar con el entorno, la bicicleta aporta importantes ventajas para la salud del usuario y la sociedad en general: