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Esta madrugada, fue el veterano senador John McCain, héroe de la guerra de Vietnam recientemente diagnosticado con cáncer cerebral, quien acabó con las últimas esperanzas de los republicanos de derogar y reemplazar rápidamente la reforma insignia de Barack Obama. 

El presidente - y los líderes del partido - fueron incapaces de conciliar las posiciones de conservadores y moderados.

Los primeros querían simplemente suprimir el Obamacare y los segundos se negaban a una derogación parcial por temor a afectar a sus votantes con una decisión que arriesga dejar sin seguro de salud a unas 20 millones de personas, de acuerdo con las proyecciones oficiales. 

Nadie parecía saber este viernes cómo seguirá el tema.


Para complicar aún más la vida a Trump, el Senado aprobó el jueves, casi por unanimidad, sanciones contra Rusia por haber interferido en la última elección presidencial. 

El presidente, que intenta desde su elección mejorar las relaciones con Rusia, para disgusto de muchos legisladores que ven en Moscú un adversario más que un socio, podría vetar el texto, pero sería una solución de corto plazo ya que el Congreso podría levantarlo. 

En general, los presidentes se evitan esa humillación optando por un respaldo tardío a la legislación. 

Y este viernes, Rusia reaccionó. Moscú ordenó a Washington reducir a partir del 1 de septiembre su personal diplomático en Rusia a 455 efectivos, e impidió la utilización por parte de la legación norteamericana de una residencia en la periferia de la capital rusa y de varios almacenes. 

Vladimir Putin, el presidente ruso, había prometido una respuesta a la "insolencia" de Estados Unidos. 

La Casa Blanca por ahora no se ha pronunciado sobre la decisión de Moscú.

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