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Shakespeare and Company, la emblemática librería de París que publicó “Ulises” de James Joyce en 1922, llama a sus lectores a apoyarla luego que las pérdidas y cierres relacionados con la pandemia de coronavirus en Francia pusieron en riesgo el futuro de esta institución cultural.

La librería que ofrece títulos en inglés a la orilla del río Sena envió un correo electrónico a sus clientes la semana pasada para informarles que enfrenta “momentos difíciles” y pedirles que compren un libro. París comenzó un nuevo periodo de confinamiento el 30 de octubre por el que todos los comercios no esenciales cerraron por segunda ocasión en siete meses.

“Hemos bajado un 80% desde el primer confinamiento en marzo, así que a este punto hemos usado todos nuestros ahorros”, dijo Sylvia Whitman, hija del difunto propietario George Whitman. 

Desde que enviaron el correo, Whitman dijo que han estado “abrumados” por las ofertas para ayudar a Shakespeare and Company. Hubo un récord de 5.000 compras en línea en una semana, frente a las 100 que suelen recibir nomalmente.

El apoyo ha venido de todas partes: desde estudiantes con poco dinero hasta el expresidente Francois Hollande, quien pasó por la librería con vista a la Catedral de Notre Dame antes del cierre.

Muchos parisinos contactaron a Whitman para hacer donaciones a la librería, sin necesariamente querer un libro, y para compartir sus recuerdos de cómo se enamoraron o incluso se quedaron dormidos entre sus libreros.

“(Mi padre) dejaba que la gente durmiera en la librería y los llamaba 'plantas rodadoras'. Hemos tenido a 30.000 personas durmiendo en la librería”, dijo Whitman, quien agregó que esa era una forma en la que los fundadores de la tienda alentaban a los escritores a ser creativos. De hecho, una de sus paredes tiene una leyenda que dice: “No seas inhospitalario con los desconocidos, pues podrían ser ángeles disfrazados”.

La efusión de lealtad es quizá poco sorprendente para el lugar que suele descrirse como una de las librerías independientes más famosas del mundo. Fundada por Sylvia Beach en 1919, Shakespeare & Company se convirtió en un centro creativo para escritores expatriados como Ernest Hemingway, T.S. Eliot, F. Scott Fitzgerald y James Joyce. 

Al reflexionar sobre la decisión de Beach de publicar “Ulises”, la innovadora novela de Joyce de más de 700 páginas, Whitman dijo: “Nadie más se atrevía a publicarla completa... Ella se convirtió en una de las editoras más pequeñas de uno de los libros más grandes del siglo”.

Joyce solía llamar a la librería de Beach “Stratford-upon-Odeon”, mezclando la calle de la librería (rue de l’Odéon) con el pueblo donde nació Shakespeare (Stratford-upon-Avon). El escritor británico solía usarla como oficina.

“Todos usaban la librería como un santuario”, dijo Whitman.

Durante la Segunda Guerra Mundial, según se cuenta en la librería, Beach cerró Shakespeare and Company en 1941 tras negarse a vender su último ejemplar de “Finnegans Wake” de Joyce a un oficial nazi. La librería reabrió en 1951, en una nueva dirección y con un nuevo propietario, George Whitman. El resto es historia.

Sylvia Whitman, inspirada por el modo en la que la librería superó el desastre financiero de Wall Street de 1929, creó un fondo de Amigos de Shakespeare and Company con un enlace en su sitio en el que la gente puede hacer donaciones.

“Está inspirado en Sylvia Beach durante la Gran Depresión, cuando pasó por un momento difícil, obviamente. Muchos expatriados tuvieron que irse de París, pues era demasiado costoso, así que ella y sus amigos crearon Amigos de Shakespeare and Company”, dijo Whitman.

Aunque la librería es una institución parisina, Whitman mantiene su espíritu excéntrico y afable, que parece haber heredado de su padre, George.

Durante varios momentos de la entrevista con The Associated Press, la perrita residente de Shakespeare and Company, Colette, interrumpió con ladridos. Whitman dijo que era porque Colette tiene una opinión fuerte sobre ciertos temas.

Los problemas financieros de Shakespeare and Company no comenzaron con la pandemia del coronavirus. En años recientes, París ha pasado por calamidades que han creado problemas para los pequeños comercios que dependen de turistas — desde ataques terroristas y protestas contra el gobierno hasta el devastador incendio de abril de 2019 que cerró Notre Dame.

Además, al igual que muchas tiendas independientes, la competencia de Amazon ha reducido las ventas a pesar de que Shakespeare and Company se ha visto menos afectada que la mayoría de las librerías gracias a su fama.

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