Un servicio religioso marca este miércoles la llegada del féretro de la reina Isabel II al Parlamento británico, donde se instala esta tarde la capilla ardiente, que permanecerá abierta hasta el funeral de Estado, el 19 de septiembre.

La misa está a cargo del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, después de que el féretro, cubierto con el estandarte real y la corona imperial, fuera trasladado desde el palacio de Buckingham, en una solemne procesión y en presencia de miles de personas.

Ocho guardias del Primer Batallón de Granaderos de la Compañía de la Reina fueron los encargados de llevar a hombros el féretro desde el carro de armas al interior del Parlamento.

Al servicio asisten el y sus tres hermanos, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, así como los hijos del soberano, los príncipes Guillermo y Enrique, y otros miembros de la familia real británica.

Al llegar al gran salón de Westminster, la sala más antigua del Parlamento, que data del siglo XI, el féretro ha sido colocado sobre un catafalco, donde estará custodiado por la guardia real.

El ataúd permanecerá cubierto con el estandarte real, formado por cuatro cuadrantes: dos de ellos tienen tres leones dorados que representan a Inglaterra, uno tiene un león rojo que simboliza a Escocia y el cuarto el arpa que representa a Irlanda.

Sobre el ataúd se colocará la corona imperial; el orbe real, pieza que representa al mundo cristiano, y el cetro de oro, que simboliza el poder.

Se espera que decenas de miles de personas visiten la capilla ardiente en Westminster Hall, que abrirá hoy a las 17.00 hora local (16 GMT) y cerrará a las 06.30 hora local (5.30 GMT) el próximo lunes, cuando el féretro será trasladado a la vecina abadía de Westminster para el funeral.

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