Ninguna de las mutaciones actualmente documentadas del SARS-CoV-2 parece aumentar su capacidad de transmisión en humanos, según un estudio que ha analizado los genomas de los virus de más de 46.723 personas con covid-19 de 99 países.

Los resultados se publican en la revista Nature Communications en un artículo que lidera la University College London (UCL).

Los coronavirus como el SARS-CoV-2 son un tipo de virus de ARN que pueden desarrollar mutaciones de tres maneras diferentes: a partir de errores de copia durante la replicación viral; a través de interacciones con otros virus que infectan la misma célula (recombinación o reordenación); o pueden ser inducidos por sistemas de modificación del ARN del huésped que forman parte de su inmunidad, por ejemplo el propio sistema inmunológico de una persona.

La mayoría de las mutaciones son neutras, mientras que otras pueden ser ventajosas o perjudiciales para el virus. Tanto las mutaciones neutras como las ventajosas pueden ser más comunes a medida que se transmiten a los virus descendientes, explica la UCL.

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Los investigadores han identificado hasta ahora 12.706 mutaciones en el SARS-CoV-2, el virus causante de la covid-19. Para 398 de las mutaciones hay una fuerte evidencia de que han ocurrido repetidamente y de forma independiente; de ellas, los científicos de este trabajo se centraron en 185 que han ocurrido al menos tres veces de forma independiente durante el curso de la pandemia.

Para comprobar si estas mutaciones aumentan la transmisión del virus, los investigadores modelaron el árbol evolutivo del coronavirus y analizaron si una mutación particular se estaba volviendo cada vez más común dentro de una rama determinada del árbol evolutivo.

Los investigadores no encontraron pruebas de que ninguna de las mutaciones comunes esté aumentando la transmisibilidad del virus, según la nota de la UCL, que señala, además, que encontraron que la mayoría de las mutaciones comunes son neutrales para el virus.

Esto incluye una mutación en la proteína S del virus llamada D614G, que ha sido ampliamente reportada como una mutación común que puede hacer que el virus sea más transmisible. La nueva evidencia encuentra que esta mutación no está de hecho asociada con un aumento significativo de la transmisión, afirma este estudio de Nature Communications.

Según los científicos, la mayoría de las mutaciones comunes parecen haber sido inducidas por el sistema inmunológico humano, en lugar de ser el resultado de la adaptación del virus a su nuevo huésped humano.

Es de esperar -dice el estudio- que un virus mute y eventualmente se divida en diferentes linajes a medida que se vuelve más común en las poblaciones humanas, pero esto no implica necesariamente que surjan linajes más transmisibles o dañinos.

"Afortunadamente hemos descubierto que ninguna de las mutaciones está haciendo que la covid-19 se propague con mayor rapidez, pero debemos permanecer vigilantes y continuar monitoreando las nuevas, en particular a medida que las vacunas se van extendiendo", resume Lucy van Dorp, de la UCL.

Según Van Dorp, "el virus parece estar bien adaptado a la transmisión entre humanos, y puede que ya haya alcanzado su estado óptimo de aptitud en el huésped humano en el momento en que se identificó como un nuevo virus".

La inminente introducción de vacunas probablemente ejercerá nuevas presiones selectivas sobre el virus para escapar al reconocimiento del sistema inmunológico humano, lo que puede conducir a la aparición de mutantes que escapen a las vacunas.

El equipo subraya que el marco informático que elaboraron debería resultar útil para su identificación: "El virus puede adquirir mutaciones de escape de la vacuna en el futuro, pero confiamos en que seremos capaces de marcarlas rápidamente, lo que permitiría actualizar las vacunas a tiempo si fuera necesario", apunta François Balloux, también de la UCL.

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