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Trump. 6 de cada 10 estadounidenses dicen que sus políticas han elevado el costo de vida, según CNN

Una encuesta nacional de CNN revela que la mayoría de los estadounidenses cree que Donald Trump ha perjudicado la economía con sus decisiones, en especial sus políticas arancelarias. Aunque conserva el apoyo republicano, crecen las dudas incluso dentro de su base.

Trump. 6 de cada 10 estadounidenses dicen que sus políticas han elevado el costo de vida, según CNN. (Pool via AP)
30/04/2025 |13:34
María Alba
Editora Web Ver perfil

La percepción pública sobre la gestión económica de se ha deteriorado significativamente en las últimas semanas, según una nueva encuesta nacional de CNN realizada por SSRS.

El 59 % de los estadounidenses considera que las políticas del presidente han empeorado las condiciones económicas del país, un incremento notable frente al 51 % registrado en marzo. Esta cifra lo coloca en un nivel de desaprobación similar al que enfrentó Joe Biden en los peores momentos de su mandato.

Uno de los focos principales de descontento es el impacto de los nuevos promovidos por Trump. Aunque muchos de ellos aún no han entrado en vigor o fueron temporalmente pausados, seis de cada diez ciudadanos ya perciben un alza directa en su costo de vida como consecuencia de estas medidas. Solo el 12 % considera que han contribuido a reducir los precios. Las expectativas económicas a corto plazo son sombrías: un 69 % de los encuestados cree que es probable una recesión en el próximo año, y el miedo o pesimismo domina especialmente entre los menores de 45 años y entre las comunidades de color.

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Pese a este escenario adverso, los votantes republicanos mantienen mayoritariamente su respaldo a Trump. El 94 % confía en su capacidad para gestionar la economía, aunque solo el 63 % cree que sus políticas han mejorado las condiciones reales. Una proporción aún menor —el 23 %— considera que ha logrado reducir el costo de vida. El 55 % de los estadounidenses califica sus medidas arancelarias como una mala política, y el 58 % opina que el expresidente no tiene una estrategia clara al respecto.

La encuesta, realizada entre el 17 y el 24 de abril, coincide con un periodo de gran incertidumbre en torno a la política comercial estadounidense. La Casa Blanca de Trump había anunciado una batería de aranceles dirigidos a decenas de países, para luego retractarse parcialmente. Esta volatilidad ha generado confusión en el sector privado, especialmente entre pequeños y medianos empresarios, que denuncian falta de claridad y previsibilidad para planificar inversiones o tomar decisiones laborales.

Entre los trabajadores en activo, la preocupación es notable: el 50 % anticipa que los aranceles dañarán su industria. Varios encuestados relataron afectaciones directas a sus ingresos, proyectos de negocio y seguridad laboral. A pesar del discurso oficial que defiende la reindustrialización del país, el 73 % de los estadounidenses prefiere empleos de oficina a trabajos manufactureros, incluso si el salario fuera el mismo. La encuesta refleja también un cambio en la sensibilidad pública: el 9% identifica ahora a los aranceles como su principal preocupación económica, superando otras inquietudes como la bolsa, las políticas del presidente o la incertidumbre general.

La estrategia arancelaria de Trump desata temores de recesión y pérdida de confianza incluso entre votantes republicanos

El vuelco en la percepción económica hacia Trump representa un fenómeno que trasciende los números de la encuesta. Se trata de una ruptura en la narrativa de eficiencia económica que el presidente consolidó durante su primer mandato. Aunque buena parte del electorado republicano aún lo respalda, el hecho de que menos de un cuarto le atribuya una mejora concreta en los precios refleja un desencanto que puede erosionar su ventaja en temas clave de campaña.

El principal riesgo político para Trump no es el rechazo demócrata —esperado y consolidado— sino el escepticismo emergente dentro de su propia base. En anteriores ciclos electorales, el presidente capitalizó el voto económico con promesas de alivio inmediato y control inflacionario. Hoy, sin resultados tangibles y con contradicciones en su política arancelaria, enfrenta una ciudadanía mucho más exigente y un empresariado menos dispuesto a concederle el beneficio de la duda. La volatilidad que transmiten sus decisiones está dañando su credibilidad económica, el único terreno en el que históricamente había mantenido ventaja.

En términos estructurales, el enfoque arancelario de Trump se enfrenta al cambio irreversible de la economía global. La relocalización manufacturera no es inmediata ni barata, y las cadenas de suministro no responden a declaraciones de campaña. Mientras tanto, los consumidores ya perciben efectos negativos concretos. El modelo proteccionista, sin una articulación clara ni sostenida, comienza a reflejarse más como una carga que como una solución, incluso para quienes votaron por él con la esperanza de una economía más estable y nacionalista.

El relato económico de Trump está perdiendo tracción. La opinión pública ya no responde solo a slogans ni a comparaciones retrospectivas con administraciones pasadas. Quiere resultados verificables, y lo quiere ahora.