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El especialista, adscrito al Departamento de Restauración del Museo Nacional de Virreinato, explicó que la figura de tamaño natural (1.60 metros de alto, 51 cm de ancho y 64 cm de profundidad) representa un Cristo de complexión delgada, semidesnudo, herido y encorvado, con los brazos extendidos, las piernas ligeramente flexionadas, larga cabellera, barba y bigote.
Su investigación, titulada “Aproximación a las técnicas” empleadas en la factura de cristos articulados, fue reconocida con el Premio Paul Coremans, de Conservación de Bienes Muebles, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 2016.
En esa investigación plantea que durante los siglos XVIII, XIX y la primera mitad del XX, esta pieza se utilizó para representar la escena bíblica de las Tres Caídas durante el Viernes Santo.
“Tenía un efecto teatral muy dramático, pero con el paso de los años se sustituyó y lo que antes se escenificaba con la escultura ahora lo realiza una persona, quien asume el papel de Jesucristo durante la Semana Santa”, agregó Avendaño.
Los Cristos articulados novohispanos, tenían un papel fundamental en los ritos litúrgicos de la época virreinal, puesto que daban un mayor dramatismo a las representaciones bíblicas como el Viacrucis y fortalecía la fe de los creyentes.
Explicó que el Cristo tiene una fuerte devoción entre la comunidad de La Cañada, y aunque lo consideran “muy milagroso”, ya no sale a procesión y sólo se utiliza la noche del Jueves Santo; “después de la escenificación de la aprehensión de Jesús, se vela la imagen para denotar su carácter de cautivo, de Divino Preso”.
El Cristo, cuya factura es anterior a 1830, fue tallado en madera y su sistema de articulación incluye piezas metálicas, en algunos casos recubiertas de cuero. Su estructura conformada por bloques ahuecados en el tórax ayudan a reducir el peso. El rostro elaborado con la técnica de mascarilla, consistente en incrustar ojos de vidrio y dientes para dar mayor realismo a la imagen.
“El Divino Preso” fue sometido a análisis fotográficos y radiográficos, con los que se identificó tres sistemas móviles: paleta de madera, eje transversal y rótula. El cuerpo tiene bloques independientes que se articulan mediante paletas de madera, como sucede en codos y en la rodilla izquierda.
Los hombros se sostienen por medio de pernos de metal; el izquierdo tiene una placa metálica que permitía sujetar la cruz cuando la escultura adoptaba su condición de Nazareno. La cadera muestra un eje transversal de hierro que regula su movilidad.
También se localizó una barra metálica que atraviesa el pie derecho, desde la planta hasta la rodilla, y que mantenía la imagen sujeta a una plataforma, tiene armellas en las manos para mantenerlas unidas en su advocación de Divino Preso y para que sujetara la cruz al momento de las Tres Caídas.
Avendaño hizo un análisis comparativo con dos esculturas articuladas del siglo XVIII: Nuestro Padre Jesús, perteneciente al Templo de la Compañía, de la ciudad de Guanajuato, y El Señor de las Tres Caídas, de la parroquia de la Inmaculada Concepción, en Ozumba de Alzate, Estado de México.
El Cristo de Guanajuato es empleado para la representación de las Tres Caídas en Semana Santa y guarda grandes similitudes con El Divino Preso, lo que ayudó a explicar el funcionamiento de la talla estudiada que ya perdió movilidad y uso original.
“Nuestro Padre Jesús cuenta con las mismas articulaciones que El Divino Preso, durante la Semana Santa se coloca sobre una anda que cargan 60 personas, ocho de las cuales ponen en marcha el mecanismo desde la parte inferior de la plataforma para representar las caídas”.
El sistema de movilidad de El Señor de las Tres Caídas sigue en funcionamiento, y aunque no es tan similar al Divino Preso “permitió identificar una tipología muy distinta a los otros casos, lo que hace evidente que no existió una sola manera de construir las esculturas articuladas, cada imagen tiene sus características particulares”.
Propone en su investigación un glosario con once tipos de articulaciones (abrazadera o encaje recíproco, abrazadera y placa, bisagra de placa, cordelería amarre, eje transversal o perno, fosa y bola, piel enlenzado, paleta o galleta de madera plana, paleta o galleta de metal, rótula y tendón y rótula de madera), pero considera que esto se debe de enriquecer y actualizar con ejemplos de otras épocas y regiones del país.
El egresado de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, expuso que la investigación de la técnica constructiva, funciones y uso devocional de “El Divino Preso”, es un punto de partida para la intervención de esculturas articuladas, en la que propone un lenguaje y nomenclatura para la descripción y acercamiento a estas piezas, informó en un comunicado el INAH.

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