Con cinco años con el concepto propio, Manuel indica que ha sido una constante lucha el sobresalir, pero a la vez es un orgullo que sus familiares vean su progreso.
Y es que a pesar de que éstos no pudieron destacar como deseaban, Mangaso es el que pone el apellido Galindo en alto.
“Para mí hubo un momento, un parteaguas en mi vida y eso me lo dijo mi hijo con una sencilla pregunta.
“¿Papá, por qué no pones tu propio sonido?”.
Y fue así que comenzó la historia de Mangaso de Cuautepec Barrio Bajo, al norte de la Ciudad de México.
Manuel confía mucho en sus capacidades para seleccionar buena música, pues con sonido Gran Márquez aprendió a oír las joyas clásicas.
“Así como se deben de buscar esas canciones clásicas para darles nueva vida, también debemos de darnos tiempo, escuchar con más atención todo lo nuevo que viene de otros países. Sí hay que vivir de los clásicos, pero también debemos de refrescar el repertorio de los sonidos en México”.
