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Desde 1949, la ONU estableció el dos de diciembre como el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud. En esta fecha, se conmemora la fecha en que la Asamblea General aprobó el Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena.

Como lo establece el sitio oficial de la institución, “el día se centra en la erradicación de las formas contemporáneas de esclavitud, como la trata de personas, la explotación sexual, las peores formas de trabajo infantil, el matrimonio forzado y el reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados”.

En Estados Unidos, la esclavitud representa una oscura mancha en su historia. Tan oscura que la mayoría han intentado olvidarla.

En el país existen más de 35 mil museos y, hasta diciembre de 2014, ninguno de ellos estaba dedicado únicamente a la historia de la cruel esclavitud que se vivió en Estados Unidos desde 1619, y no comenzó a abolirse hasta 1865.

De hecho, existen más museos dedicados al Holocausto que los que hay en Alemania, Israel y Polonia juntos. La situación llamó la atención de John J. Cummings, un abogado litigante retirado, quien decidió abrir el primer museo enfocado en la historia de la esclavitud estadounidense.

El abogado, quien también tiene un excelente ojo para el negocio de bienes raíces, tenía un amplio terreno a las afueras de Nueva Orleans, Luisiana, que había adquirido 15 años atrás. Cerca del río Mississippi, las 250 hectáreas estaban prácticamente abandonas, pero cuando Cummings investigó más sobre la historia del lugar, decidió que no se trataba de una simple inversión más.

La Whitney Plantation, originalmente conocida como Habitation Haydel, comenzó siendo la casa de un granjero alemán. A través de los años, la propiedad pasó por diferentes dueños, quienes utilizaron sus tierras para sembrar índigo y caña de azúcar.

Como era común en la época y en la zona, la Whitney Plantation vio pasar decenas de esclavos por sus tierras. Por eso, hoy está convertida en un museo, donde se encuentran testimonios reales de quienes sirvieron como esclavos o fueron hijos de ellos, en un esfuerzo por contar la historia a través de quienes la sufrieron.

El museo también ilustra la forma en que se vivía durante los tiempos de la esclavitud. Se puede apreciar la opulencia de la casa de los dueños del terreno, pero también las condiciones inhumanas de las cabañas que algún día albergaron esclavos.

La visita es escalofriante pero también ilustrativa, y como parte de los esfuerzos que realiza la ONU por generar conciencia alrededor de la esclavitud que se vive hoy en día, es relevante entender la historia de este terrible acto.

El museo abre de miércoles a lunes de 09:30 de la mañana a 16:30 de la tarde.

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