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Paralelamente, George Papadopoulos, asesor de política exterior de la campaña de Trump, admitió haber sostenido reuniones con funcionarios rusos para ensuciar a la candidata demócrata Hillary Clinton, y se declaró culpable de haber mentido al respecto.

Se trata de las primeras acusaciones formales aprobadas por el fiscal especial , que examina las relaciones entre el comité electoral de Trump y Rusia para influenciar el resultado de los comicios de 2016.

El caso se concentra en los movimientos financieros de Manafort y Gates durante una década, incluyendo el período de la campaña electoral, cuando ambos actuaron como "agentes no registrados de Ucrania" en Estados Unidos, según el documento de inculpación de 31 páginas firmado por Mueller.

Para "esconder (...) decenas de millones de dólares" de pagos recibidos de Ucrania, Manafort y Gates "lavaron el dinero mediante un enorme número de corporaciones estadounidenses y extranjeras, asociaciones y cuentas bancarias".

Por ello, Manafort fue imputado por falso testimonio sobre su papel como agente extranjero y por no presentar las debidas declaraciones sobre cuentas bancarias en el exterior y registros financieros.

Manafort fue nombrado jefe de la campaña electoral de Trump en junio de 2016, pero fue apartado del cargo en agosto cuando emergieron sus lazos con Ucrania.


Tras conocerse los procedimientos judiciales, Trump recurrió a Twitter para reiterar en mayúsculas: "¡No hay COLUSIÓN!".

Con relación a los cargos contra su ex jefe de campaña, apuntó: "Lo siento, pero esto ocurrió hace años, antes de que Paul Manafort fuera parte de la campaña de Trump. Pero ¿por qué no son Hillary Clinton y los Demócratas el foco?".


Manafort y Gates "canalizaron millones de dólares" hacia cuentas abiertas por ellos mismos o sus "cómplices" en Chipre, San Vicente y las Granadinas y las islas Seychelles, apuntó Mueller.

Esa actividad, señala el documento judicial, ocurrió entre 2008 y 2017, y por lo que se mantuvo cuando Manafort conducía la campaña de Trump.

De acuerdo con el fiscal especial, ambos, "junto con otros, conspiraron de forma consciente e intencional para defraudar a Estados Unidos".

De esta forma, Mueller dejó abierta la puerta a más imputaciones por este caso.

Manafort se presentó la mañana del lunes voluntariamente en la oficina local del FBI (la policía federal estadounidense) en Washington, acompañado de un hombre que no fue identificado, después de recibir una orden para entregarse.

En tanto, Papadopoulos, se declaró culpable de haber mentido a agentes del FBI que lo interrogaron sobre la presunta colusión con Rusia.

De acuerdo con documentos legales divulgados este lunes, Papadopoulos admitió haber dialogado con ciudadanos rusos que ofrecían informaciones "sucias" sobre Clinton, incluyendo miles de sus correos electrónicos, y buscó conectar estas personas con el equipo de campaña de Trump.

Esta acusación contra Papadopoulos es la más fuerte evidencia de posible colusión entre la campaña y Rusia para favorecer la elección de Trump.


Mueller, que dirigió el FBI durante 12 años (2001-2013), fue escogido en mayo de este año para conducir las investigaciones sobre el papel de Rusia en las campaña presidencial de 2016.

Las sospechas sobre los contactos entre el equipo de Trump y Rusia durante la campaña e inmediatamente después de su victoria electoral ya provocaron verdaderos terremotos políticos en el nuevo gobierno.

Luego de su investidura, Trump nombró al general Michael Flynn como su asesor de Seguridad Nacional, pero tuvo que despedirlo apenas 20 días después al conocerse que mantuvo contactos ocultos con diplomáticos rusos.

En tanto, el secretario de Justicia y Fiscal General, Jeff Sessions, tuvo que recusarse de cualquier pesquisa sobre el caso, ya que también mantuvo contactos no divulgados con diplomáticos rusos.

Trump forzó posteriormente la renuncia del director del FBI, James Comey, por considerar que había permitido que las investigaciones se concentraran en Flynn.

Ante este cuadro caótico, Mueller fue nombrado fiscal especial. Su intachable legado y su integridad son reconocidos unánimemente en Washington, algo poco frecuente.

Según la prensa local, Mueller solicitó a la Casa Blanca la entrega de una extensa lista de documentos, incluyendo detalles referidos a las discusiones internas que condujeron a la destitución de Comey.

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