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Investigadores de la Universidad de West Virginia descubrieron una población de cigarras que es agresivamente infectada por un hongo parásito llamado Massospora.

Los insectos bajo el control explícito de estos hongos se caracterizan por términos coloridos y son categorizados coloquialmente como "zombis".

De acuerdo con su estudio, publicado en, el parásito psicodélico tiene sustancias químicas que controlan su mente y su comportamiento. Los “obliga” a infectar a otros insectos. Así transmiten la enfermedad hasta crear un ejército “zombi”.

Apuntan que una cigarra masculina infectada con Massospora mueve sus alas como lo hace una hembra, lo que es una llamada de apareamiento conocida. “Este comportamiento atrae a las cigarras masculinas sanas, lo que facilita la propagación del hongo, que contiene productos químicos como la psilocibina, que se encuentra en los hongos alucinógenos”.

Los compuestos bioactivos pueden manipular al insecto para mantenerse despierto y continuar transmitiendo el patógeno por más tiempo, coautor del estudio.

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Las esporas del hongo carcomen los genitales, abdomen y trasero de las cigarras infectadas. Reemplazan estas partes por más esporas para contagiar a tantos animales como sea posible.

Con el paso del tiempo, las cigarras comienzan a descomponerse, pero en lugar de morir de inmediato, vuelan alrededor e infectan a otros.

Las cigarras infectadas, que fueron encontradas en West Virginia por investigadores universitarios, son la tercera población de cigarras descubierta que fue infectada por Massospora.

Comparan el comportamiento resultado de la infección de Massospora con la rabia: los parásitos reclutan a sus huéspedes para una transmisión efectiva.

Estudiar a las cigarras zombis es complicado porque estos animales viven bajo la tierra y emergen cada 17 años, en promedio.

Los investigadores de la Universidad de West Virginia consideran que su descubrimiento es relevante porque ayuda a comprender mejor a los insectos y a aprender nuevas formas de controlar plagas. También arroja luz sobre cómo la infeccción conduce a un comportamiento hipersexual.

“Dado que también somos animales como los insectos, nos gusta pensar que tenemos control total sobre nuestras decisiones y damos por hecho nuestro libre albedrío. Pero cuando estos patógenos infectan las cigarras, está muy claro que el patógeno está tirando de las palancas de su comportamiento para hacer que haga cosas que no son del interés de la cigarra pero sí del interés del patógeno”, señala Lovett.

A diferencia de los avispones asesinos o los mosquitos, estas cigarras son generalmente inofensivas para los seres humanos y no representan un riesgo.

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