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Hernández fue encontrado sin vida, después de que se suicidara en su celda con una sábana a los 27 años de edad, y con una condena de cadena perpetua que cumplía por el asesinato a Odin Lloyd.
El caso de Aaron Hernández no es el único que se ha registrado en el mundo del deporte, hay otros casos de deportistas que han terminado con su vida.
Uno de los casos más conocidos fue el del futbolista alemán Robert Enke, quien decidió arrojarse a las vías del tren, después de que sufriera depresión por la muerte de su hija a causa de un fallo cardiaco congénito.
El ex jugador de los Chargers de San Diego (ahora Los Ángeles) Junior Seau se suicidó con un disparo en el pecho, a los 43 años de edad. Sufría de dolores severos en la cabeza, a causa de los tantos golpes que recibió durante su etapa como jugador, lo que se conoce ahora como la Encefalopatía Traumática Crónica (ETC), lesiones cerebrales traumáticas que presentan o no síntomas.
El boxeador Edwin Valero se quitó la vida en las instalaciones de la Policía en Venezuela tras ser confesó de haber asesinado a su esposa.
El torero David Silveti se disparó a los 48 años de edad. Sufrió de depresión después de casi 40 operaciones durante su carrera en el arte de la tauromaquia, y bipolaridad que le venía desde muchos años antes.
El luchador de la WWE, Chris Benoit, terminó con su vida y la de su familia en 2007, cuando sedó y mató a su esposa y su hijo, y posteriormente se ahorcó.
El esquiador estadounidense Jeret Peterson se disparó a los 29 años, pero es particular este caso porque informó a la Policía que se suicidaría. Fue ganador de la medalla de plata en los Juegos de Vancouver 2010.
El futbolista Mirko Saric terminó con su vida a los 21 años, después de sufrir una severa depresión por una lesión en los ligamentos que no lo dejaba practicar el deporte.
El ex jugador de la NFL, Dave Duerson, fue otro de los deportistas que terminó con su vida con un disparo de arma. Duerson fue uno de los precursores de la investigación de la llamada ETC, ya que pidió a su esposa que “mi cerebro sea utilizado por la ciencia”.
Y no sólo hombres han decidido quitarse la vida. La golfista Erica Blasberg murió de asfixia a los 25 años, después de que sufría ataques de ansiedad.

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