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Cuando Donna Barrera, quien estuvo casada con Pedro Barrera por 40 años quiso sepultar los restos de su marido en el cementerio Santo Domingo en la población de Normanna Texas se encontró con que solamente “aceptaban” restos de personas de raza blanca y Pedro era de ascendencia mexicana.

De acuerdo con que cita documentos de la corte, a Donna le dijeron que podía enterrar a su marido en otro cementerio cercano en donde se sepultaban mexicanos y afroamericanos, pues en Santo Domingo la política era de “whites only”.

La mujer contrató a un abogado para demandar el fin de esta práctica de segregación y que todas las personas sin distinción de raza pudieran ser enterradas en el cementerio local.

A la demanda de Donna Barrera se sumó la organización MALDEF, en representación de los latinos que viven Normanna y que tienen derecho a, en su momento decidir dónde quieren ser sepultados.

Una orden de la corte determinó la semana pasada que la Asociación de Cementerios de Normanna debía acabar con esta práctica discriminatoria.

Thomas Saenz presidente de MALDEF dijo que la separación después de la muerte es una de las practicas más crueles e inexplicables.

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