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Cuando Donald Trump se divorció de su primera esposa, Ivanka, la hija mayor del matrimonio y que entonces solo tenía ocho años, se ocupó de poner su angustia de lado y fungir como un eslabón que mantenía a Trump con los pies sobre la tierra. De acuerdo con empleados cercanos al magnate, la única llamada que Trump nunca estaba dispuesto a rechazar era la de su hija.

Desde entonces, Ivanka se ha convertido en la mano derecha del hoy victorioso candidato a la Presidencia de los Estados Unidos, tanto en el ámbito de negocios y político como en lo personal. Es la forma en que esta mujer de 34 años ha establecido su propio nombre e imperio que la ha posicionado como la principal asesora de Trump, incluso por encima de su hermano mayor, el primogénito.

La influencia de Ivanka ha llegado a tal grado que fue ella quien presentó a Trump cuando se postuló por primera vez. También lo introdujo durante diversos actos políticos, los cuales usualmente están reservados para la esposa del candidato, que en este caso habría sido Melania Trump.

Ivanka tiene el poder de representar dos características que han sido clave durante la campaña republicana. Por un lado está su singular belleza que la hace mucho más agradable a la vista y también accesible al electorado. Es tan hermosa que incluso Trump no se cansa de señalarlo, haciendo extraños comentarios acerca de que si no se tratara de su hija sus intereses serían distintos.

Por otro lado, y el más relevante, es que esta mujer es probablemente la única a la que Trump realmente escucha. Su influencia sobre el presidente es tal que, durante la campaña, Trump se vio obligado a despedir a su director de campaña, Corey Lewandowski, a mediados de junio, bajo la petición de su hija.

UN IMPERIO PROPIO

Rodeada por hombres poderosos, Ivanka se ha empeñado en no dejarse opacar por la testosterona y, en vez de eso, crearse un nombre por sí sola.

Con 17 años decidió seguir los pasos de su madre y dedicarse al modelaje. ¡Y vaya que lo hizo bien!

Pronto la pudimos ver en portadas de las revistas más influyentes como Harper's Bazaar, Elle y Forbes. También participó en pasarelas de diseñadores de primera entre los que se encuentran Versace, Marc Bouwer y Thierry Mugler.

Pero Ivanka quería mucho más que ser solo un rostro bonito y un cuerpo de top model. Incluso confesó que el modelaje era solo un pretexto para poder viajar. Había crecido jugando en la oficina de su padre y parece que lo que escuchó y vio ahí no era solo entretenimiento de una menor.

Tras graduarse de la carrera de economía, en Escuela de Negocios Wharton, Ivanka tenía la educación para sumarse al negocio familiar, al mismo tiempo que decidió emprender sus propios negocios. En 2007 lanzó una línea de joyería llamada Ivanka Trump Fine Jewelry y a través de los años fue creciendo su imperio independiente dentro de la industria de la moda, con sus propias marcas de ropa y accesorios.

Actualmente Ivanka es la Vicepresidenta de Real Estate Development and Acquisitions de la Trump Organization, puesto que obtuvo por encima de sus hermanos. Y ahora parece que su carrera en política está por comenzar.

Sin duda Ivanka es una Trump. Pero es también la más inteligente, analítica y estable de ellos. Cuando el presidente quiera tomar una decisión impetuosa, será ella quien lo frene y lo haga reflexionar acerca de cuáles podrían ser mejores alternativas.

Así que, si en alguien necesitamos depositar nuestra confianza durante estos próximos cuatro años, Ivanka es nuestra candidata.

 
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