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Más allá de la diferencia en los costos de estudiar una carrera universitaria, existen contrastes significativos entre las instituciones de educación superior en México y Estados Unidos.
Para empezar, en Estados Unidos es común que los estudiantes se muden de ciudad para cursar sus estudios, viviendo en dormitorios dentro del campus durante el primer año. Esto representa un cambio importante, ya que suele ser la primera vez que experimentan una vida con “total libertad”.
Una de las principales diferencias radica en las actividades extracurriculares. La oferta deportiva, tanto a nivel representativo como recreativo, es muy amplia, y el apoyo institucional hacia los estudiantes es notable.
Entre las facilidades disponibles se incluyen centros de tecnología para el desarrollo de reflejos, acceso a fisioterapia, gimnasios e instalaciones atléticas de primer nivel.
Otro aspecto distintivo es la gran cantidad de eventos y ferias dirigidos a los estudiantes. Se organizan actividades temáticas para fomentar la convivencia y celebrar la diversidad cultural presente en los campus.
Por ejemplo, se conmemoran festividades internacionales como el Año Nuevo Chino, el Carnaval Brasileño o el Día de Muertos. También es común encontrar días especiales de comida en las cafeterías, como el Día Internacional de la Dona o del Chocolate.
Además, se programan distintos eventos enfocados en el cuidado de la salud mental, especialmente en las épocas de mayor estrés, como los exámenes de medio término o los finales. En ocasiones, incluso se pueden ver entrenadores de animales recorriendo el campus con alpacas, burros o lagartos, como parte de actividades.
Los horarios también presentan una diferencia notable. A diferencia de México, el número de clases y horas por día suele ser mucho menor. Un estudiante con carga completa (18 créditos) solo debe asistir a clase 18 horas a la semana, lo que equivale a unas 3 horas diarias de lunes a viernes. Esto deja bastante tiempo libre para aprovechar otras facetas de la vida universitaria.
Por último, destaca el enfoque en la especialización académica. Los primeros dos años corresponden a lo que se conoce como “general education”: materias obligatorias, sin importar la carrera, orientadas a una formación integral. Estas incluyen arte, historia, ciencias, literatura y deportes, entre otras.
La especialización ocurre en los últimos dos años de la carrera. Esta estructura impacta especialmente en áreas como Derecho y Medicina, ya que, a diferencia de los estudiantes mexicanos que pueden ingresar a estas carreras directamente al terminar la preparatoria, los estudiantes estadounidenses solo pueden hacerlo después de obtener un título universitario (bachelor's degree).
En definitiva, son muchos los factores que hacen que la experiencia universitaria en Estados Unidos sea distinta a la de México. Déjanos saber en los comentarios qué temas te gustaría que abordáramos a continuación.
*Con información de Enrique Gómez J.