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A pesar de que las celebridades activistas como Emma Thompson, Demi Moore, y Mira Sorvino intentan crear conciencia sobre la trata de personas con fines sexuales, la sobreviviente Rachel Lloyd pública sus memorias, y el Senado introduce un nuevo proyecto de ley bipartidista de apoyo a las víctimas, el negocio prolifera en los Estados Unidos, ya sea en los casinos, en las calles, o directamente en cualquier dispositivo móvil.

La esclavitud sexual puede alcanzar a cualquiera, a tu vecina, a las ciudadanas estadounidenses o a los inmigrantes indocumentados.

De acuerdo al National Human Trafficking Resource Center (NHTRC) este año han recibido más de 11,000 llamadas de auxilio, se han reportado 2795 casos de trata de personas con fines de sexo y se han identificado 3,107 víctimas y sobrevivientes.

California es el estado con más alto número de casos reportados (478) y Oregón el menor con sólo 30.

La industria domestica y de labor es en la que más casos se han reportado, pero también los hay en las industrias de la hospitalidad, restaurantes, agricultura, belleza y salud.

Las mujeres víctimas en cifras son mayores que los hombres, las de adultos más que las de los niños y las de ciudadanos estadounidenses mayores a las de extranjeros.

Las víctimas quedan marcadas de por vida emocional, mental y físicamente, si por si eso fuera poco también las marcan como si fueran ganado con tatuajes de signos de dólares, nombres o coronas.

La trata de personas es la tercer mayor industria de la delincuencia internacional, después de las drogas ilegales y el tráfico de armas y genera una ganancia de 32 mil millones de dólares cada año.

De esa cifra, 15.5 mil millones de dólares provienen de países industrializados.

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