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Tras la resaca del fin de semana del 4 de julio, las autoridades de Florida informaron de 6.336 nuevos casos de y 47 fallecidos por el virus en las últimas 24 horas, una situación que comienza a poner en jaque a algunos de los condados más pequeños dónde apenas quedan camas de UCI disponibles.

Después de dos días seguidos en los que se superaron los más de 10.000 casos diarios por fin hubo un respiro en el ritmo de propagación de la enfermedad en este estado, que se ha convertido en uno de los nuevos focos del contagio en Estados Unidos en medio de su reapertura económica.

Con los casos contabilizados hoy son 206.447 las personas infectadas y 3.880 las fallecidos desde el 1 de marzo, fecha en que se registró oficialmente el primer caso.

La incidencia de la COVID-19 es mayor en los condados del sur que en el resto del estado, aunque también en el centro y el suroeste hay focos con casos en aumento.

En Miami-Dade, el epicentro del coronavirus en Florida, los casos aumentaron en 1.981 hasta llegar a 48.992, y en Broward y Palm Beach llegaron a 21.856 y 17.242, con 617 y 406 nuevos, respectivamente.

De acuerdo con las cifras del Departamento de Salud floridano, 150 personas ingresaron en centros sanitarios en las últimas 24 horas. Algunas regiones comienzan a ver cómo sus hospitales se saturan, sobre todo en pequeños condados como el de Clay o St. Lucie, donde solo hay un 4 % de camas libres en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

En Miami-Dade o Broward, con mucha mayor capacidad hospitalaria, un 23,12 % y un 22,92 % de las camas en los centros médicos están disponibles y si se cuentan solo las camas de UCI, hay un 19,61 % y un 17,56 % libres, respectivamente.

Desde este lunes, algunos centros sanitarios como la red de hospitales del Jackson Health System, han limitado los procedimientos quirúrgicos y solo realizarán aquellos que sean urgentes.

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