“El tartamudeo no puede definir quién eres” es la frase quedijo a un periodista tartamudo de la revista cuando éste lo contactó para entrevistarlo sobre la misma condición que tuvo el demócrata en su niñez y que lo persigue hasta el día de hoy.

Mientras una gran parte de los políticos se jacta de su gran habilidad para hablar y dar discursos que motivan —o indignan— a las audiencias, Joe Biden ha sido señalado por su parsimonia al hablar. Le cuesta trabajo expresarse y articular las ideas mediante el habla. Fue tartamudo desde su niñez y hasta los 20 años.

De acuerdo con, la tartamudez es un trastorno de la comunicación en el que el flujo del habla se interrumpe por repeticiones, prolongaciones o interrupciones anormales.

“Puede haber movimientos faciales y corporales inusuales asociados con el esfuerzo por hablar”. 

Este trastorno afecta a más de 70 millones de personas en todo el mundo, lo que representa al 1% de la población, aproximadamente.

La historia de Joe Biden con el tartamudeo

Joe Biden fue tartamudo desde su niñez y hasta aproximadamente los 20 años. En febrero de 2020, dijo ante las cámaras de que mientras crecía se sentía avergonzado por su condición. A The Atlantic confesó que le costaba pronunciar la letra “S” y que, aunque no recordaba detalles específicos, sí recordaba el “sentimiento” que le generaba.

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En 2011, el exvicepresidente escribió un ensayo para la revista People sobre su experiencia:

“Nunca tuve terapia profesional, pero un par de monjas me enseñaron a poner cadencia en mi forma de hablar y por eso pasé tanto tiempo leyendo poesía, Emerson y Yeats. Pero incluso en mi pequeña escuela preparatoria para niños, me clavaron en la clase de latín con el apodo de Joe Impedimenta. Estás tan desesperado, estás tan avergonzado”, anotó. 

recuerda que su madre le dijo “No dejes que eso te defina” y así fue como poco a poco empezó a practicar discursos frente al espejo. Sobre todo durante su ascenso político.

The Stuttering Foundation apunta cuatro factores que más contribuyen al desarrollo de la tartamudez: genética (60%), desarrollo infantil, neurofisiología y dinámica familiar. Pueden combinarse.

El originario de Scranton, Pensilvania, ha aprendido a lidiar con ello con el paso de los años. En febrero de 2020 dijo a CNN:

“Las cosas que la gente no puede controlar.. No es su culpa. Nadie tiene derecho, nadie tiene derecho a burlarse de ello, sin importar quiénes sean”. 

En 1994, escribió una carta a un niño tartamudo:

“Estimado, Brandon. Puedes vencerlo como lo hice yo. Cuando lo hagas, serás un hombre más fuerte por haber ganado. También recuerda, cada vez que sientas la tentación de burlarse de alguien con un problema, cómo te sientes cuando se burlan de ti. Trata a todos con respeto y serás respetado”. 

Para la Convención Nacional Demócrata 2020, Brayden Harrington, un joven de 13 años con tartamudez, acaparó los reflectores con un discurso al respecto.

“Sin Joe Biden, yo no estaría aquí hablando con ustedes. Soy solo un niño normal, y en poco tiempo, él me dio más confianza en algo que me ha molestado toda mi vida”.

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