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Donald Trump tiene una mansión de descanso dentro de su club privado en Palm Beach, Florida, llamada Mar-a-Lago. Dicha propiedad ocupa la etiqueta de sede alterna de la Casa Blanca durante el invierno, algo único en la historia de los presidentes de Estados Unidos.

De acuerdo con , la propiedad de lujo del nuevo presidente estadounidense ya había sido considerada como una sede alterna de la Casa Blanca desde hace varios años. Marjorie Merriweather Post, su antigua dueña, tenía el deseo era ceder su enorme finca de Palm Beach al gobierno federal con esos fines.

La mujer pensó que el lujoso castillo Mar-a-Lago sería el escape perfecto para los presidentes de Estados Unidos y los líderes mundiales de visita en el país. Sobre todo durante sus giras de trabajo en invierno.

Sin embargo, ningún presidente mostró interés real, ya que la finca tiene un mantenimiento anual estimado en un millón de dólares. Los esfuerzos para devolverle Mar-a-Lago a a Fundación Marjorie Merriweather Post fueron infructuosos, hasta 1980.

Cinco años más tarde, Donald Trump adquirió el complejo, luego de algunas astutas negociaciones y así la idea de Post se hizo realidad. Días antes de la toma de posesión, Trump declaró oficialmente Mar-a-Lago como su Casa Blanca para el invierno.

Así, el presidente ha pasado los dos últimos fines de semana allí, más recientemente junto con el primer ministro japonés, Shinzo Abe. El par cenó y jugó al golf, además de que confrontó desde allí la noticia de que Corea del Norte había lanzado otro misil. Trump planea volver al complejo este fin de semana.

En dicho lugar vacacional se casó en 2005 con su actual esposa Melania y durante la campaña celebró varios eventos en su homónimo salón de fiestas, Donald J. Trump.

A decir del sitio, el nombre Mar-a-Lago es una adaptación del español, ya que la mansión se encuentra entre el Lago Worth y el Mar Atlántico. Cuando Merriweather Post murió en 1973 donó la propiedad al gobierno federal con la idea de que fuera usada como retiro de verano por los presidentes.

Sin embargo, diez años después, el gobierno la transfirió a la Fundación Post debido a los altos costos de mantenimiento que ascendían a un millón al año. En 1985, Trump compró la propiedad y la usó como residencia privada hasta 1995 y en 1995 la convirtió en un club privado.

La mansión cuenta con 58 recámaras, 33 baños, 12 chimeneas, tres refugios contra bombardeos aéreos y una mesa de marmol de 8.8 metros de largo. Además hay cinco canchas de tenis de arcilla y una de pasto, alberca panorámica, campo de golf y otras amenidades.

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