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Cada año, los viajes en crucero son muy solicitados por turistas de todo el mundo, tal como sucedió en 2016 cuando estuvieron a bordo 24 millones de pasajeros en todo el mundo. Sin embargo, más allá del glamour y las opciones que ofrece, la industria tiene un lado oscuro.

De acuerdo con un reportaje de la cadena Univisión,las tres principalescompañías de cruceros del mundo, Carnival Corporation, Royal Caribbean International y Norwegian Cruise Line, que suman el 82 % del mercado mundial, tienen practicas negativas.

Las tres empresas tienen sede en Estados Unidos, pero gracias a “una compleja estructura operacional en distintos países y paraísos fiscales evitan las garantías laborales estadounidenses, pagan menos impuestos y pueden evadir los estrictos controles medioambientales estadounidenses”, según el reportaje.

La Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia analizóinformación de 266 cruceros de los 411 en servicio y demuestra que el 70 % de los barcos están matriculados en cuatro países concretos: Bahamas, Panamá, Bermudas y Malta, naciones muy flexibles con la edad de los barcos y los controles laborales y medioambientales. De las embarcaciones estudiadas, 40 %, es decir, 102 tiene 20 años o más de edad y ninguna fue fabricada en Estados Unidos.

Los autores sostienen que si se produce un crimen a bordo, la normativa vigente obliga a las compañías a registrar los presuntos crímenes que se cometen a bordo y a poner a disposición del público y del Buró Federal de Investigaciones (FBI) la información de nueve categorías de incidentes, entre ellos homicidios, muertes sospechosas y agresiones sexuales. Los reportes de dichos delitos se dan cuando los delitos hayan sido cometidos contra estadounidenses.

Asimismo, las condiciones de trabajo de los miles de tripulantes de estos cruceros, procedentes en su mayoría de países en desarrollo. “La leyes laborales estadounidenses no rigen el día a día de los barcos. Las condiciones de los tripulantes se subordinan a la ley del país de bandera. Y generalmente sus contratos determinan que los problemas laborales no se resolverán en una corte, sino ante un panel de arbitraje sufragado por la propia compañía de cruceros”.

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Los enormes barcos, además, producen un negativo impacto ambiental. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA) estadounidense, en solo una semana, un navío de 3 mil pasajeros produce 75 mil litros de desechos humanos, más de 370 mil litros de agua procedente de baños y lavaplatos y unas ocho toneladas de basura sólida y desechos tóxicos por lavar la ropa.

A través del reportaje se recuerdan algunos de los casos polémicos de los cruceros. Por ejemplo, Royal Caribbean Cruises tuvo que pagar 27 millones de dólares entre 1998 y 1999 a raíz de “una operación de vigilancia de la Guardia Costera de Estados Unidos que filmó el Sovereign of the Seas, el crucero más grande del mundo entonces, descargando aceite en su camino en San Juan, Puerto Rico.

Otro caso es el de Carnival Corporation en abril de 2002 por importe de 18 millones de dólares, cuando la empresa se declaró culpable de “descargar residuos de petróleo/aceite en el mar por la aplicación indebida de equipo de prevención de la contaminación en numerosas ocasiones entre 1996 y 2001”.

Las empresas de cruceros han contestado el reportaje. En un comunicado, la Cruise Lines International Association (CLIA), que engloba a las 58 principales navieras de cruceros, por supuesto niegan la mayoría de los datos y aseguran que muchas de estas afirmaciones son falsas.

A decir de la CLIA, el país de origen de cualquier pasajero no estadounidense que denuncie crimen a bordo sí tiene autoridad para investigar los hechos acaecidos en aguas internacionales.

Además, niegan que las basuras se arrojen al mar, ya que todas las navieras asociadas se han acogido a un código de vertidos 0 de aguas y residuos no tratados, mucho más exigente “incluso que la legislación internacional, que sí permite los vertidos en determinadas condiciones”.

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