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Nada parece ser “normal” en la nueva administración presidencial de Estados Unidos. Cuando los Obama se dieron a la tarea de elegir a la mascota presidencial en 2008, cientos de propuestas se recibieron y muchos perros fueron candidatos a convertirse en la mascota de la Casa Blanca los cuales se pusieron a consideración, pero no está ocurriendo del mismo modo con Los Trump.

Luego de ganar la elección en noviembre del año pasado trascendió que le habían propuesto a Donald Trump la posibilidad de regalarle un cachorro Goldenoodle para su hijo de 10 años Barron Trump, quien se mudará a vivir con su padre y Melania apenas termine su año escolar en Nueva York.

El cachorro, mezcla de Golden Retriever y Poodle, sería nombrado “Patton” como uno de los héroes militares del presidente Trump.

Pero luego de que fuera reportada la adopción del perro por The New York Post, la dueña del animal, filántropa y amiga del Presidente, Lois Pope, retiró la oferta de regalarles a la mascota, pues se había encariñado con ella a lo largo de los meses y no quería deshacerse de él.

Irónicamente, esto resultó bien para Donald, pues el magnate había reconsiderado recibir al perro en la Casa Blanca. De acuerdo con Pope, el Presidente habría citado su "vida ocupada" como para encargarse de “Patton”.

“Donald dijo: 'Pero Lois, no puedo hacerme cargo del perro. Mira lo que hago, estoy aquí, en Nueva York, en Washington. ¿Qué voy a hacer con el perro?'”, relató la  filántropa. Entonces le dije: “Bien, no te lo doy”.

Al Presidente no se le conoce por su afecto a los animales, pues todo lo contrario a ello ya que siempre está envuelto en sus negocios y ahora como mandatario de Estados Unidos estaría menos dispuesto.

Si la familia Trump decide no adoptar una mascota, sería la primera desde 1901 en no contar con una mascota oficial en la residencia presidencial.

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