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La primera vez que Carlos Salicrup voló un avión tenía 18 años y la emoción por delante. En San Antonio, Texas, emprendió el vuelo en medio de una gama de colores… la tarde llegaba a su fin, pero apenas iniciaba su carrera profesional.

Cuando aterrizó, sus compañeros lo bañaron con aceite sucio de avioneta; le cortaron su playera, la firmaron y le hicieron dibujos, como dicta la tradición.

Han pasado 20 años desde ese día, y hoy ocupa puestos importantes en el sector de la medicina aeroespacial. El mexicano Carlos Salicrup es piloto Boeing 787 y está designado como médico examinador de la Administración Federal de Aviación y del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

También atiende a los veteranos estadounidenses que residen en México y es miembro de miembro de la Asociación Americana de Medicina Aeroespacial. Fue el primer presidente no estadounidense de la Asociación Militar Internacional de Pilotos Médicos.

Pero todo éxito tiene un comienzo.

  1. Caminar antes de volar

Carlos Salicrup siempre tuvo el sueño de ser piloto, el ejemplo de su padre influyó fuertemente, pero a los 15 años se unió a la Cruz Roja y encontró su pasión por la medicina. “Simultáneamente con la preparatoria, empecé a estudiar la carrera de técnico en Urgencias Médicas. Llevo 23 años con ellos y ha sido una experiencia muy redituable a nivel personal y profesional”, cuenta.

Cursó simultáneamente la carrera de Medicina en la UNAM y la carrera de piloto en la academia de vuelo, concursó por un puesto de piloto en Aeroméxico. Tenía 20 años y se ganó un lugar, tras hacer las pruebas en telecomunicación aérea, navegación, física, aerodinámica, simulación de vuelo y un estricto examen médico.

Después de un ritmo de trabajo y estudio inusual logra titularse como médico cirujano, y ejercer como piloto-médico, designación dual que se ganó. A inicios de 2007, fue convocado para realizar la especialidad en medicina aeroespacial y maestría en ciencias en la Wright State University. El programa que es auspiciado por la NASA.

  1. Rumbo al cielo

“Entré al programa que auspicia la NASA en Wright State University como extranjero. A los extranjeros no les permitían hacer las rotaciones de los residentes… prácticas en centros espaciales, en hospitales, en zonas de supervivencia, etc. Me empecé a mover. Hablé con todos los tutores de las rotaciones. Conseguí los permisos de autorización de seguridad. Mandé cartas a gente clave en el gobierno y así se me permitió estar en ellas”, narra Carlos Salicrup en entrevista.

Así fue como Salicrup llegó a la rotación de medicina aeroespacial en el Centro Espacial J.F. Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida. Su trabajo agradó a los médicos de la NASA y lo invitaron a seguir colaborando con ellos en lanzamientos y aterrizajes de los transbordadores espaciales y en los simulacros y experimentos que se llevaban acabo.

Carlos es el único mexicano que ha portado el emblema de la NASA, la bandera de México y el escudo de la Agencia Espacial Mexicana en las misiones del Centro Espacial Kennedy.

Durante los tres años que residió en Estados Unidos nunca fue discriminado. “No me puedo quejar del trato que recibí. Los protocolos de seguridad son muy estrictos para los que somos extranjeros, pero es parejo. Ahí lo que vale es el trabajo que uno desempeña”, puntualiza.

En el programa de la NASA, aprendió a trabajar en equipo y a ayudar a otros. El sistema de estudios no les permitía competir: todos eran un equipo y nadie se quedaba atrás. Esa enseñanza la aplica en su vida personal. “Estoy muy agradecido con el pueblo americano e hice muy buenos amigos que estimo mucho”, dice.

Ahora emprenderá una misión análoga “a Marte” en Polonia. “La misión es de Space Generation, con auspicio de Agencia Espacial Europea”. Carlos será el líder del equipo médico, pero también será astronauta análogo.

Salicrup explica que la medicina aeroespacial tiene una gama muy amplia. Es supervivencia, atención médica en ambientes extremos, atención en desastres e investigación de accidentes aéreos y de transporte, entre otras cosas.

  1. El límite son las estrellas

Carlos siempre recordará sus primeros vuelos y la emoción que sentía. Tampoco olvidará cuando fue uno de los pilotos designados para llevar al Papa Francisco de Ciudad Juárez, Chihuahua, a Roma.

Todo su trabajo le ha costado noches de desvelo, meses lejos de casa y ausencia de familiares y amigos. “Veo que mis amigos están en otra cosa y yo apenas estoy planeando un futuro con mi novia, pero todo llega a su tiempo. He tenido oportunidades que mucha gente no”, reflexiona.

Practicar alpinismo lo ayudó a nunca conformarse con el no. “Cuando me quedaba atorado, tenía un amigo que me decía: ‘tú aviéntate, siempre hay algo de dónde agarrarse, siempre hay una roca donde cabe tu uña’, ésa ha sido mi filosofía de vida”, señala.

Al piloto Carlos Salicrup lo inspiran las estrellas y llegar a ellas. No hay límites, pues el ser humano es quien los crea, piensa. “Uno va a llegar hasta donde su propia cabeza lo permita. Lo demás es empeño, es ser tenaz. Si no se abre una puerta, pues abres la de al lado, y si no, abres un hoyo en la pared. Siempre hay una forma”.

Carlos tiene dos sueños en la vida. Le encantaría ser padre y llegar al espacio. La sensación que ha tenido en los vuelos de cero gravedad está todo el tiempo en su mente. Quiere tener en su vida las anécdotas que le han contado los veteranos que atiende y otros astronautas.

  1. Los ídolos como una huella

Carlos Salicrup agradece a sus padres haberle permitido desarrollar sus aptitudes. Tener un padre piloto fue la guía perfecta para aprender sobre mecánica, electrónica y la vida.

Su gran ídolo es Leonardo da Vinci. “Admiro cómo veía la anatomía humana y el diseño de máquinas voladoras. Se me hace sorprendente cómo alguien de esa época pudo haber concebido tanto, que en la época moderna nos favorece mucho”, dice.

Astronautas como Yuri Gagarin, Neil Amstrong, Buzz Aldrin, Collins, John Glenn y los hermanos Kelly también lo inspiran. Tiene esperanza de que el humano llegue a Marte en 2030 o incluso antes. “Lo que nos está limitando es la protección contra la radiación, qué alimentación les vamos a dar, el mantenimiento del cuerpo humano, el agua. Cómo establecer una atmósfera en Marte y la psicología del ser humano”, explica.

Carlos es un mexicano que ha tenido éxito en Estados Unidos y confía en que la comunidad mexicana que partió a ese país también lo tiene. “Tienen todo mi admiración y respeto”, dice quien busca llegar a las estrellas.

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