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Unos días antes de Halloween, El Comité de Asuntos Interculturales envió un email a los estudiantes, aconsejándoles que al elegir sus disfraces de Halloween tomaran en consideración, que algunos podían herir la sensibilidad de ciertos grupos minoritarios, solamente un grupo reducido de administradores de la institución circuló el email entre los estudiantes y para la mayoría aquello no tuvo mayor trascendencia, según The Atlantic.

Pero algunos alumnos vieron “el consejo” como una forma de censura, por lo que dando voz a estos estudiantes, Erika Christakis, una profesora asociada de la universidad escribió una respuesta en donde questionaba a la institución sobre la capacidad de tolerar las conductas de jóvenes que si bien eran capaces de cometer algún acto socialmente inapropiado, debido a su juventud, también eran capaces de actuar conforme a las normas sociales si así lo elegían, que un chico blanco se pintara la cara de negro, era un acto de diversión, “una falsa equivalencia”. “Si no te gusta el disfraz que alguien está usando, mira para otro lado o diles que te ofende”, remataba la profesora.

Como otras escuelas de elite, Yale ha tenido y tiene tensiones raciales, la admisión a la universidad no garantiza la total aceptación social, incidentes recientes han sido reportados en los que han aparecido suásticas pintadas en el campus, o una fraternidad que no permite la entrada a chicas afroamericanas a su fiesta, son ejemplos explícitos que advierten a algunos estudiantes que no son bienvenidos del mismo modo que sus compañeros.

Otras universidades en Estados Unidos como La Universidad de Colorado, La Universidad de Minnesota, y la Universidad de Ohio, circularon emails semejantes entre sus alumnos, tratando de evitar que se repitieran casos en donde estudiantes se han pintado la cara de negro, pero fue la respuesta de Christakis en Yale la que incendió el debate sobre racismo y libertad de expresión.

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