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Eduardo Nájera nació y creció en el municipio chihuahuense de Meoqui, México. Esta ciudad representa una de las más pequeñas del estado que hace frontera con . Sin embargo, es también una de los más densamente pobladas.

Como era natural para un niño que había crecido en Chihuahua, el sueño de Nájera era convertirse en jugador profesional de beisbol. Su principal inspiración para seguir este sueño era su padre, Servando Nájera, quien disfrutaba mucho de este deporte.

Sin embargo, el destino tenía otros planes para Nájera. Mientras cursaba el grado de preparatoria, el mexicano decidió aprovechar la oportunidad de hacer un intercambio académico en la Cornerstone Christian Academy, en San Antonio, Texas. Fue ahí donde descubrió que, aunque su corazón estaba muy cerca del beisbol, su cuerpo y sus habilidades físicas estaban destinadas a llevarlo al estrellato en el basketball.

Fueron estas habilidades las que le permitieron obtener una beca deportiva para estudiar en la Universidad de Oklahoma, en Norman. Desde 1997 hasta el 2000, Nájera formó parte del equipo colegial oficial de la universidad.

Para su sorpresa, su carrera apenas estaba por arrancar. El chihuahuense se convirtió en el primer mexicano en la historia del basketball en ser elegido por un equipo profesional durante la semana del draft (y el segundo en sumarse a un equipo profesional, después de Horacio Llamas).

Los Houston Rockets vieron en él el enorme potencial de un jugador profesional. Y no estaban equivocados. Nájera jugó en 619 juegos de la temporada regular. Esto es más que la combinación de los únicos otros tres mexicanos que lo lograron en la NBA: Gustavo Ayon, Jorge Gutiérrez y Horacio Llamas.

A partir de ahí, Nájera se permitió disfrutar de su talento y de sus éxitos. A través de un draft, pasó a formar parte del equipo de los Mavericks de Dallas y se movió de un equipo a otro a lo largo de 12 temporadas. El basquetbolista mexicano jugó con los Golden State Warriors, Denver Nuggets, New Jersey Nets y los Charlotte Bobcats.

Cuando parecía que su estancia en la NBA llegaba a su fin, en 2012, el mexicano supo dar un giro y mantener un pie dentro a través de una inversión en la NBA D-League's Texas Legends, que lo convirtió en copropietario. Además, también fue entrenador de dicho equipo durante tres temporadas.

Sin duda Nájera ha puesto la vara muy alta para el próximo mexicano que quiera hacer historia dentro de la NBA. Sin embargo, si hay algo que motiva a un mexicano a superarse son las ganas de ganarle a otro.

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