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Asimismo, EU tratará de forzar mayores regulaciones medioambientales y laborales en México, ya que de este modo se logrará equilibrar algo más el campo de juego al encarecer los costes de producción en el vecino del sur.

Curiosamente, y frente a la industria y empresarios, los sindicatos estadounidenses son quienes se han mostrado más favor de la dureza en las negociaciones.

"Estamos situando el listón alto (...) Necesitamos reemplazar los beneficios para unos pocos con un acuerdo justo que eleve los salarios y detenga las deslocalizaciones", subrayó Richard Trumka, presidente del AFL-CIO, la principal asociación sindical de EU.

A juicio de Trumka, el Gobierno tiene dos opciones: "Puede usar esta oportunidad para favorecer a las familias trabajadoras o puede inclinar aún más las normas en favor de empresas y ejecutivos".

El objetivo final es alcanzar un acuerdo sobre el nuevo TLCAN para comienzos de 2018, ya que el próximo año hay elecciones presidenciales en México. EFE

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