Los colegios públicos de Nueva York no abrieron este jueves sus puertas para recibir a sus alumnos, en una medida criticada por muchos padres, y con la que las autoridades intentan evitar que la nueva ola de contagios que devora Estados Unidos inunde también este estado, donde, hasta el momento, el índice de positividad en las pruebas de covid-19 se mantiene en un moderado 3,01 %.

"Estamos viendo una tormenta que se avecina y estamos luchando contra una segunda ola", dijo hoy el alcalde Bill de Blasio en su primera rueda de prensa tras el anuncio, ayer, del cierre del mayor sistema público de educación del país, antes de aclarar que "en unos días" anunciará un nuevo protocolo de seguridad para la reapertura de los centros, que hasta el momento no se espera que abran hasta después de las fiestas de Acción de Gracias, que se celebra el 26 de noviembre. 

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UN PROBLEMA PARA ALUMNOS Y PADRES 

Alejandro, que cursa cuarto grado de secundaria en un colegio de Brooklyn es uno de los escolares afectados.

Su padre Juan Hernández, un español casado con la estadounidense Edith, asegura a Efe que en previsión de que esto pudiera ocurrir, como De Blasio advirtió la semana pasada, había pedido días libres en su trabajo.

Sin embargo, asegura que si la situación continúa le resultará muy complicado encontrar una solución.

"Fatal, es un desastre", dice Juan preguntado por el cierre, antes de explicar que su mujer es enfermera y trabaja todo los días y que él, empleado del Instituto Cervantes, debe acudir a su centro de trabajo los jueves y los viernes, y que los viernes coincide con uno de los días que su hijo tiene clase presencial. 

Desde el comienzo del curso, la clase de Alejandro solo tiene 18 de los 25 niños matriculados el año pasado y el régimen es semipresencial. Para evitar posibles contagios, se dividió en dos grupos de nueve que acuden al centro en días alternos para no coincidir.

"Los colegios son el sitio más seguro", dice Juan antes de insistir en que sólo hay 9 alumnos por aula, que las ventanas están siempre abiertas y que tanto alumnos como profesores llevan mascarilla. 

Para Juan, que asegura que no entiende cómo han podido cerrar los colegios mientras se mantienen abiertos negocios como bares o restaurantes, después de la parada decretada durante la primera ola la primavera pasada, si esto se prolonga "los niños tienen un año perdido".

"Entiendo y siento la frustración de los padres, muchos de los cuales quieren que sus hijos vayan al colegio", concedió hoy el alcalde de Nueva York, que no ofreció una fecha de reapertura aunque dijo que se abrirían lo antes posible. 

SE AVECINAN MÁS RESTRICCIONES EN NY POR AUMENTO DE CONTAGIOS

La clausura del sistema público de educación en la ciudad de Nueva York se decidió después de que el pasado viernes entraran en vigor las primeras restricciones para intentar contener la segunda ola, como el cierre de restaurantes, bares y gimnasios a las diez de a noche y la reducción de las reuniones privadas a un máximo de 10 personas.

Hoy De Blasio adelantó que se avecinan más medidas ya que con el aumento del ritmo de contagios, en una o dos semanas el gobernador del estado Andrew Cuomo, podría declarar toda la ciudad "zona naranja", lo que implica una reducción de la capacidad en los lugares de culto, la prohibición de servir comida en el interior de restaurantes y bares y el cierre de negocios no esenciales y considerados de alto riesgo, como los gimnasios.

"Pero, de hecho, estas otras limitaciones que entrarán en vigor con la zona naranja van a ayudarnos a vencer la enfermedad, para eso están esta clase de restricciones, ayudan a cambiar las cosas", dijo De Blasio. 

¿QUÉ IMPLICA QUE UNA ZONA SEA DECLARADA "NARANJA" POR COVID-19?

Según las autoridades estatales, una zona se declara "naranja" cuando el número de positividad en las pruebas de coronavirus llega al 3 % y "roja" cuando alcanza el 4 %.

Sin embargo, el estado y la ciudad manejan métricas diferentes. Mientras que Nueva York ciudad considera que se alcanza ese 3 % en cuanto el índice de positividad llega a esa cifra; para el estado, el índice debe mantenerse en tres o por encima durante diez días consecutivos para declarar una zona "naranja" y, por lo tanto, ordenar cierres.

De hecho, el gobernador Andrew Cuomo mostró hoy sus diferencias con De Basio, asegurando que los colegios son más seguros que negocios como los restaurantes y apuntó que una escuela en una zona naranja podría no tener que cerrar si alumnos y trabajadores se hacen pruebas y se descarta la existencia de contagiados.

UN AUMENTO CRECIENTE DE LA POSITIVIDAD 

Estados Unidos alcanzó este miércoles la cifra de 11.498.515 casos confirmados del coronavirus SARS-CoV-2 y la de 250.180 fallecidos por la enfermedad de la covid-19, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins, con 1.751 muertes más que el martes y 157.952 nuevos contagios.

El director del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York, Dave Chokshi, subrayó en una conferencia organizada coincidiendo con el cierre de los colegios que la Gran Manzana se enfrenta a un "desafío debido al aumento significativo de casos, que se ha multiplicado por dos desde octubre hasta noviembre y luego otra vez por dos, sólo en las últimas dos semanas".

"Por nuestra experiencia, lo que vemos en el país y en todo el mundo es que si los casos aumentan y no se toman medidas, estos se transforman muy rápido en hospitalizaciones y, desgraciadamente, en enfermos graves y muertes", dijo Choksi, que mostró su preocupación por las próximas festividades de Acción de Gracias (Thanksgiving) y Navidad, para las que las autoridades han recomendado evitar los viajes y reducir al máximo el número de personas en reuniones. 

Nueva York, que durante la primera ola se convirtió en el epicentro de la pandemia y que acumula el mayor número de muertos en Estados Unidos con 34.187, en esta segunda arremetida del virus se mantiene entre las regiones con menor índice de positividad.

Para el comisionado de salud de la ciudad, la receta que ha permitido hasta ahora a Nueva York evitar que el índice de positividad se dispare por encima de 5 % -máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- es la concienciación de los neoyorquinos en usar mascarilla, la respuesta positiva de los ciudadanos contagiados a las llamadas de los rastreadores y su respeto de las cuarentenas y el gran número de test de COVID-19 realizados en la ciudad. EFE


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