En las cárceles y prisiones de California, donde los son el 41 % de la población, el agua potable contiene niveles de arsénico potencialmente peligrosos, según un estudio que publica este miércoles la revista Environmental Health Perspectives.

"Ha habido mucho trabajo, principalmente de periodistas y de los reclusos mismos, que indican graves amenazas ambientales para la salud en las prisiones, pero han habido pocos estudios de esto", dijo Jenny Rempel, de la Universidad de California.

"Éste es uno de los pocos estudios que documenta los retos estructurales que siguen afectando este derecho humano básico a tener agua a ambos lados de los muros de las prisiones", añadió.

Los latinos, que son el 38 % de la población de California, son el 41 % de las personas en cárceles de ese estado, con una tasa de reclusión de 757 por cada 100,000 personas en ese grupo, detalló Prison Policy Initiative (PPI).

Por su parte los que son solo el 6 % de la población estatal, representan el 27 % de las personas encarceladas, con una tasa de 3.036/100.000.

Los investigadores en el equipo de Rempel analizaron los datos de calidad del agua durante 20 años en la prisión estatal de Kern Valley y las comunidades cercanas en el Valle Central, incluidas Allensworth, McFarland y Delano.

El agua en esas regiones proviene de acuíferos subterráneos que contienen ya naturalmente niveles insalubres de arsénico, y en todos los sitios el estudio encontró niveles de ese elemento en el suministro de agua que han excedido por meses y aún por años los límites de salubridad establecidos.

La exposición a largo plazo a cantidades aún pequeñas de arsénico en el agua potable se ha vinculado con una variedad de cánceres y otros problemas graves para la salud. En 2001 la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) bajó el nivel máximo permisible de contaminación 50 a 10 partes por 1,000 millones (ppb, en inglés).

El estudio encontró que en las cuatro comunidades consideradas los niveles de arsénico han excedido las 10 ppb en las últimas dos décadas, a veces incluso después que la comunidad había recibido fondos del estado para remediar la situación.

"Debido a que en Estados Unidos se espera que los fondos para el tratamiento y suministro de agua provengan principalmente de los residentes, es más probable que las instalaciones de tratamiento en las áreas rurales y con bajos ingresos no cumplan con las regulaciones", indicó Alisdair Cohen, autor del artículo.

"Esto es, en parte, la razón por la cual la gente que vive en comunidades rurales con bajos ingreso en este país tiende a tener exposiciones desproporcionadamente más altas al agua contaminada", añadió.

En California, las tasas más altas de reclusión se concentran en un puñado de condados en el norte y centro de , incluidos Del Norte, Siskiyou, Shasta Tehama, Lake, Yuba, Kings y Tulare, según PPI. EFE

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