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“El virus no se toma el fin de semana", dijo el gobernador de California este lunes al criticar las playas abarrotadas el fin de semana en su estado, lo que aseguró puede echar atrás los logros para contener la pandemia.

Mientras las playas de Los Ángeles están cerradas, los vecinos condados de Orange y Ventura las mantienen abiertas bajo el exhorto de mantener distanciamiento social.

Pero estuvieron repletas de gente, bajo temperaturas de más de 30 grados, lo que el gobernador Gavin Newsom calificó como "un buen ejemplo de lo que no queremos ver, de qué no hacer si queremos continuar el importante progreso realizado en las últimas semanas".

"La realidad es que estamos a pocas semanas y no a meses de hacer cambios mensurables y significativos en la orden de confinamiento", dijo el gobernador en una rueda de prensa por redes sociales. "Es una proyección que no obstante está impulsada por los datos, por el comportamiento".

La mayoría no llevaba mascarillas pero cumplió con las órdenes de distanciamiento social, dijo la policía local, que emitió advertencias pero no multas.

"El virus no se toma el fin de semana, no se va a casa", insistió Newsom. "Lo único que nos hará retroceder es nuestro comportamiento, (...) que la gente deje de practicar el distanciamiento físico y el distanciamiento social apropiado. Eso es lo único que va a frenar nuestra capacidad de reabrir esta economía".

Hasta la fecha, se han notificado casi 45.000 casos de COVID-19 y 1.753 muertes en California, una cifra relativamente modesta para este estado que fue de los principales impactados por la crisis sanitaria.

"Vivir con miedo nunca es recomendable", dijo a la AFP Nika Gavrilovic, en Huttington Beach, condado de Orange.

"No hay nadie a mi alrededor, estoy relajándome, disfrutando de la vista", indicó por su parte Craig Bradford. "Por la mañana camino por la ciclovía y todo el mundo se mantiene separado, se están cumpliendo las reglas".

Newsom descartó por ahora acciones represivas al incumplimiento de las órdenes de confinamiento.

"Si alguien ha perdido su trabajo, lo último que quiere es que le multen mientras pasea a su perro o va a la playa con su familia", indicó el gobernador, que no obstante dijo que sancionaría a quien abuse "y ponga la vida de otros en peligro".

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