El huracán Ian, una de las tormentas más poderosas jamás registradas en Estados Unidos, azotó el suroeste de Florida el miércoles, convirtiendo las calles en ríos, dejando sin electricidad hasta a 1,8 millones de personas y amenazando con generar daños catastróficos tierra adentro.

Un cuartel policial costero reportó que estaba recibiendo muchas llamadas de personas atrapadas en viviendas inundadas. Gente desesperada hizo publicaciones en Facebook y en otras redes sociales, rogando ser rescatada o a sus seres queridos. Algunos videos mostraban agua cubierta de escombros aproximándose a las cornisas de las casas.

El centro del huracán toco tierra cerca de Cayo Costa, una isla barrera al oeste de la densamente poblada Fort Myers.

Mark Pritchett salió de su hogar en la ciudad de Venice aproximadamente a la misma hora que el huracán llegó a la costa procedente del Golfo de México, a unos 55 kilómetros (35 millas) al sur. Comentó que había sido “aterrador”.

“Literalmente, no podía mantenerme de pie frente al viento”, escribió Pritchett en un mensaje de texto. “La lluvia cae como agujas. Mi calle es un río. Ramas y árboles caídos. Y lo peor está por llegar”.

El huracán de categoría 4 azotó la costa con vientos de 241 kilómetros por hora (150 millas por hora) y empujó una marejada ciclónica acumulada durante su lento avance sobre el Golfo de México. Más de 1,8 millones de viviendas y negocios de Florida carecían de electricidad, de acuerdo con el sitio web PowerOutage.us. Casi todos los hogares y negocios de tres condados no tenían energía.

Previamente la tormenta golpeó a Cuba, donde dejó dos muertos e inhabilitó la red eléctrica de la isla.

Cerca de 2,5 millones de personas del suroeste de Florida recibieron órdenes de evacuar antes de que llegara Ian, pero por ley nadie podía ser obligado a dejar su vivienda.

Los conductores de la televisora WINK de Fort Myers tuvieron que abandonar su escritorio de trabajo habitual y continuar la cobertura desde otro sitio de su sala de prensa porque el agua estaba entrando en su edificio ubicado cerca del río Caloosahatchee.

Aunque se prevé que se debilite a medida que avanza tierra adentro a unos 14 km/h (9 mph), los vientos huracanados de Ian probablemente se sentirían hasta el centro de Florida.

Horas después de que tocara tierra, sus vientos máximos sostenidos habían descendido a 185 km/h (115 mph), convirtiéndolo en un huracán de categoría 3. De todas formas, se preveía la llegada de marejadas ciclónicas de hasta 2 metros (6 pies) de altura en el noreste de Florida.

“Este va a ser un día muy desagradable, dos días”, dijo el gobernador de Florida, Ron DeSantis, haciendo hincapié en que la gente en la trayectoria de Ian a lo largo de la costa del Atlántico debe correr al refugio más seguro posible y permanecer allí.

El jefe policial Bull Prummell del condado Charlotte, al norte de Fort Myers, anunció un toque de queda entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana “para salvar vidas”, y señaló que los infractores podrían enfrentar cargos de delito menor de segundo grado.

“Estoy implementando este toque de queda como una forma de proteger a la gente y las propiedades del condado Charlotte”, comentó Prummell.

Jackson Boone se fue de su casa cerca de la costa del Golfo de México y se refugió en su despacho de abogados en Venice, junto con empleados y sus mascotas. En un momento dado, Boone abrió una puerta y se topó con viento huracanado y lluvia que se desplazaba horizontalmente.

“Vemos daños en árboles, lluvia horizontal, viento muy fuerte”, comentó Boone vía telefónica. “Tenemos un roble de más de 50 años que se ha desplomado".

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