En los caóticos minutos después de que decenas de migrantes fueran encontrados muertos en el interior de un tráiler bajo el sofocante calor de Texas, el conductor intentó escabullirse haciéndose pasar por uno de los sobrevivientes, reveló el miércoles un funcionario de inmigración mexicano.

El chofer, junto con otros dos hombres procedentes de México, sigue detenido mientras continúa la investigación sobre la tragedia en la que murieron 53 personas, la cual constituye el peor caso de tráfico de personas en la frontera entre y México.

Las víctimas estaban entre 67 personas dentro del camión que fue hallado abandonado el lunes cerca de los depósitos de desguace de automóviles en las afueras de San Antonio.

Entre los muertos había 27 de México, 14 de Honduras, siete de Guatemala y dos de El Salvador, precisó Francisco Garduño, jefe del Instituto Nacional de Migración de México.

MIGRANTES PAGAN ENTRE 8 Y 10 MIL DÓLARES PARA CRUZAR A EU

Comúnmente, los pagan entre 8,000 y 10,000 dólares para que los ayuden a cruzar ilegalmente la frontera de Estados Unidos, los suban a un tractocamión y los lleven a San Antonio. Ahí son transferidos a vehículos más pequeños para que los trasladen a sus destinos en distintas partes de Estados Unidos, explicó Craig Larrabee, agente especial interino a cargo de la división de investigaciones de Seguridad Nacional en San Antonio.

El número de muertes por la tragedia del lunes en San Antonio fue el más alto jamás registrado en un intento de contrabando humano en Estados Unidos, aseguró. Diez migrantes murieron en 2017 tras quedar atrapados en un camión en el estacionamiento de un Walmart en San Antonio. En 2003 se hallaron los cadáveres de 19 migrantes en un camión al sureste de la ciudad.

Identificar a los muertos ha sido complicado porque algunos fueron encontrados sin documentos de identidad y en un caso con una identificación robada. Los pueblos remotos de donde procedían algunos de los migrantes en México y Centroamérica carecen de servicio telefónico para hablar con familiares. Los datos de las huellas digitales requieren ser enviados al extranjero para que los identifiquen los gobiernos involucrados.

La tragedia ocurrió en un momento en que enormes cantidades de migrantes están llegando a Estados Unidos, muchos de ellos corriendo riesgos peligrosos al cruzar ríos y canales caudalosos, así como desiertos abrasadores. Hubo casi 240,000 detenciones de migrantes en mayo, un tercio más que hace un año.

Aunque no está claro cuándo o dónde los migrantes abordaron el camión con destino a San Antonio, los investigadores de Seguridad Nacional creen que subieron dentro de Estados Unidos, en Laredo o sus cercanías, dijo el miércoles el legislador estadounidense Henry Cuellar a The Associated Press.

El tráiler pasó un retén de la Patrulla Fronteriza al noreste de Laredo en la carretera interestatal 35 el lunes, confirmaron Cuellar y funcionarios mexicanos. El vehículo estaba registrado en Alamo, Texas, pero sus placas y engomados eran falsos, precisó Garduño.

Las autoridades de México publicaron una foto tomada por las cámaras de vigilancia en la que se ve al conductor sonriendo en un puesto de control durante el viaje de más de dos horas a San Antonio.

Las autoridades investigan si el camión tuvo problemas mecánicos y si por esa razón fue abandonado junto a una vía ferroviaria cerca de San Antonio. El conductor fue detenido después de tratar de hacerse pasar por uno de los migrantes, dijo Garduño.

Varios de los más de una decena de sobrevivientes que fueron trasladados a hospitales padecían lesiones cerebrales y hemorragias internas, informó el cónsul de México en San Antonio, Rubén Minutti.

MIGRANTES SUFRIERON CON TEMPERATURAS DE 38 GRADOS EN SAN ANTONIO

Las temperaturas en San Antonio el lunes se acercaron a los 38 grados centígrados (100 grados Fahrenheit), y quienes fueron llevados al hospital estaban calientes al tacto y deshidratados, informaron las autoridades.

No se habría requerido mucho tiempo más para que la temperatura dentro del camión se volviera letal, dijo Jennifer Vanos, profesora asistente de la Universidad Estatal de Arizona y quien ha investigado las muertes de niños en vehículos calientes.

Explicó que el remolque probablemente estaba caliente incluso antes de que alguien entrara, y debido a la alta humedad, la falta de flujo de aire y el gran número de personas en su interior, sus cuerpos no podían enfriarse por evaporación y se deshidrataron rápidamente, agregó.

Con poca información sobre las víctimas, familias desesperadas de migrantes mexicanos y centroamericanos tratan frenéticamente de obtener noticias de sus seres queridos.

Felicitos García, quien posee una pequeña tienda de abarrotes en la remota comunidad de San Miguel Huautla, en el estado de Oaxaca en el sur de México, dijo que la madre de José Luis Vásquez Guzmán, quien fue hospitalizado en Texas, viajó a la capital del estado para saber más sobre el estado de su hijo y el paradero de su primo, que se cree está desaparecido.

“La vida es complicada aquí", señaló García. "La gente sobrevive manteniéndose de lo que siembra: maíz, frijol y trigo. Hay veces en que se da la tierra y hay veces en que no, cuando la lluvia llega tarde. No hay sistema en que pueda tener muchos recursos. Se vive de un día al otro”.

El proceso de identificar a las víctimas puede ser laborioso porque a veces los documentos que se localizan son falsificados o robados.

Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores de México, identificó el martes a dos personas hospitalizadas en San Antonio, pero resultó que uno de los documentos de identidad que mostró en Twitter había sido robado el año pasado en el estado sureño de Chiapas.

Haneydi Antonio Guzmán, de 23 años, estaba viva en una aldea de montaña a 2.092 kilómetros (1.300 millas) de San Antonio cuando empezó a recibir mensajes de familiares y amistades ansiosos por saber cómo estaba. No hay servicio telefónico allá, pero ella tiene acceso a internet.

Los periodistas empezaron a aparecer en la casa de sus padres en Escuintla —la dirección en el documento de identidad robado y hallado en el camión— pensando que encontrarían a una familia acongojada.

“Es mi credencial, sí soy yo la de la credencial, pero yo no soy la persona que iba en el tráiler y que dicen que está hospitalizada”, dijo. “Mis familiares me hablaron preocupados, preguntando que dónde estaba. Ya les dije que yo estaba bien, que estaba en mi casa, e hice la aclaración en mi (página de) Facebook”.

En algunas regiones de México, intentar llegar a Estados Unidos es una tradición tan arraigada que la mayoría de los jóvenes al menos lo sopesan.

“Toda la juventud empieza a pensar en ir apenas cumpliendo los 18 años”, dijo el activista Carmelo Castañeda, que trabaja con la organización no gubernamental Casa del Migrante. “Si no hay más visas, nuestra gente va a seguir muriendo”.

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