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La tierra volvió a temblar el martes en Afganistán, reavivando el trauma de miles de familias que ahora están sin hogar en el este del país, donde un terremoto de magnitud 6 causó el domingo más de 1,400 muertos y 3.100 heridos.
En la oscuridad de sus aldeas amontonadas sobre las laderas verdes de las provincias de Nangarhar y Kunar, en las fronteras con Pakistán, "mujeres, niños, ancianos protegidos solo por un chal" pasan otra noche sin techo, contó a AFP Ijaz Ulhaq Yaad, alto funcionario en Nurgal, uno de los distritos más afectados.
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"No hay nada para comer, todo quedó sepultado bajo los escombros y nada puede llegar por carretera y, además, todavía se sienten fuertes réplicas", detalló.
Los habitantes de Jalalabad, la capital de Nangarhar, también permanecen en las calles, temiendo que otra sacudida los vuelva a despertar durante la noche.
El martes después del mediodía, un nuevo sismo de magnitud 5,2 sacudió esta región del este de Afganistán, cuyo epicentro estuvo cerca de donde se registró el terremoto de magnitud 6,0 del domingo, que devastó áreas remotas cerca de la frontera con Pakistán.
El sismo del martes "se sintió en las mismas áreas que fueron afectadas en (la provincia de) Kunar en el primer terremoto", dijo a AFP el portavoz de gestión de desastres en la provincia, Ehsanullah Ehsan.
El último temblor reportado por el Servicio Geológico de Estados Unidos el martes por la noche no dejó nuevas víctimas-
En las provincias montañosas de Nangarhar, Kunar y Laghman sigue la búsqueda de desaparecidos. El portavoz del gobierno talibán, Zabihullah Mujahid, dijo que solo en Kunar, la zona más afectada, fallecieron 1,411 personas y 3.124 resultaron heridas.
Los equipos de rescate seguían buscando desesperadamente a supervivientes entre los escombros de las más de 5.000 casas derrumbadas.
Los efectos del terremoto y sus réplicas podrían afectar a "cientos de miles" de personas, alertó Indrika Ratwatte, coordinador humanitario de Naciones Unidas en Afganistán.
"No hay duda de que el número de víctimas va a ser bastante exponencial".
Habitantes de algunas poblaciones se unieron a los esfuerzos de rescate, utilizando sus manos para retirar los escombros de las casas de barro y piedra construidas en valles escarpados.
Obaidullah Stoman, de 26 años, que fue a la aldea de Wadir para buscar a un amigo, quedó abrumado por el nivel de destrucción. "Lo estoy buscando pero no lo he visto. Me ha resultado muy difícil ver las condiciones que hay", dijo a AFP.
En otros lugares, las familias enterraron los cadáveres, algunos de niños, envueltos en sudarios blancos, siguiendo el rito musulmán.
El epicentro del terremoto se localizó a 27 kilómetros de Jalalabad y a solo ocho km de profundidad.
Los terremotos cerca de la superficie pueden causar más daños, sobre todo porque la mayoría de los afganos vive en casas de adobe, vulnerables al derrumbe.
Ante la tragedia, el fondo mundial de intervención de emergencia de la ONU movilizará una ayuda de cinco millones de dólares, informó el lunes el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.