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- Pagar la factura del gas al vecino forma parte de la campaña de solidaridad del Ayuntamiento de Estambul ante la crisis del coronavirus, explica a Efe Ekrem Imamoglu, alcalde socialdemócrata de la ciudad y gran esperanza de la oposición ante la hegemonía del presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan.
Una página web creada por el Ayuntamiento hace de puente entre aquellas personas que han perdido sus medios de vida por la pandemia y ciudadanos solidarios, cuenta el alcalde.
"Las personas que necesitan ayuda envían sus facturas. Por supuesto, primero se investigan y luego, tras aceptarse, se cuelgan en la web. Los ciudadanos que quieren ayudar entran en la página, eligen la factura y la pagan online", relata Imamoglu.
Desde que se lanzó la web hace justo una semana, unas 230.000 facturas están accesibles y unas 109.000 ya están pagadas, sumando un valor de casi 14 millones de liras (2 millones de dólares).
Las 120.000 que quedan aún están a la espera, si bien la cifra baja cada minuto, asegura el alcalde, elegido el año pasado.
ANONIMATO COMO CLAVE
Las facturas son de agua y gas, y solo figura el importe a pagar: la mayoría son de unos 20 a 50 euros; no hay ningún detalle que permita sabe a quién se está ayudando.
El anonimato es clave, explica Imamoglu: "Lo más correcto a la hora de ayudar es que la persona que pide ayuda no sepa quién se le ha proporcionado. Esto incrementa la conciencia social, la bondad. Nadie debe alardear de haber ayudado".
La pandemia ha hecho estragos en Estambul, una ciudad de casi 16 millones de habitantes que cada día mueve miles de millones de euros, explica el alcalde, y que ahora vive "con el motor apagado".
Si bien Turquía no ha decretado un confinamiento tan estricto como en países como España o Italia, y muchas personas han seguido acudiendo al trabajo, el cierre total del sector de ocio, cultura y turismo ha dejado la ciudad prácticamente paralizada.
Desde que empezó esta crisis, "los ingresos que se han perdido únicamente para el Ayuntamiento de Estambul suman unos 6.300 millones de liras", unos mil millones de dólares, señala Imamoglu.
"Hemos recibido solicitudes de cerca de un millón de personas que se han quedado sin poder trabajar y nos han dicho 'Ayudadme'. Si multiplicamos eso por las familias equivale a una población grande, unos cuatro o cinco millones de personas, un 30-35 % del censo de Estambul", calcula el regidor.
DONACIONES BLOQUEADAS
A la campaña de las facturas se añade el envío de paquetes con comida y también un plan de ayuda financiera en efectivo que el Ayuntamiento lanzó al principio de la pandemia, pero que fue rápidamente bloqueado por el Gobierno central.
La Alcaldía abrió en abril una cuenta para recoger donaciones ciudadanas y distribuirlas a los vecinos necesitados pero apenas duró unos días antes de que una orden del ministerio del Interior bloqueara las cuentas y congelara el dinero recaudado.
"Pudimos usar una parte, unos cinco millones de liras (660.000 euros), resultado de un solo día de campaña, pero unos tres millones de liras (400.000 euros) están bloqueadas en las cuentas. Esto es una violación de los derechos y las leyes. Hemos recurrido, pero el tribunal aún no ha dictado sentencia", señala Imamoglu.
ADVERSARIOS POLÍTICOS
El trasfondo político está claro. A nivel nacional gobierna desde 2002 el partido islamista AKP, fundado y dirigido por el presidente Erdogan, mientras que la alcaldía de Estambul pasó hace un año a manos del partido laico y socialdemócrata CHP, el mayor de la oposición.
La pérdida de la emblemática ciudad, que llevaba 25 años en manos del AKP y de sus predecesores de orientación islamista, fue un duro golpe para Erdogan y catapultó a Imamoglu a un puesto que muchos consideran un trampolín para la jefatura de la nación.
"En un momento como este no debería existir lo de Gobierno y oposición. Hablamos de salud, de un problema que amenaza a toda la Humanidad, y hace falta cooperación", insiste el alcalde, aunque deja claro que el desencuentro es amplio.
"Hacemos llegar nuestras propuestas y advertencias al Gobierno, pero allí lo evalúan todo en términos de polémica, se esfuerzan para sacar un rédito político", denuncia Imamoglu.
"Plantear una competición entre las actividades realizadas o los servicios ofrecidos, o ponerles trabas es una vulneración del espíritu de este proceso", se lamenta.
CIFRAS EN DUDA
El alcalde no se quiere pronunciar sobre la polémica que rodea las cifras oficiales de muertos por COVID-19 que, según algunos cálculos basados en la mortalidad registrada por la municipalidad de Estambul, podrían estar un tercio por debajo de los reales.
"Podemos comunicar los fallecimientos en Estambul en proporción a los de Turquía, eso sí. Pero hacer público cuáles de estas muertes eran por COVID y cuáles no, es competencia del Ministerio de Salud y sus organismos, nosotros no podemos hacerlo", aclara Imamoglu.
"Pedimos investigar por qué ha subido la proporción de fallecimientos en Estambul, pero el Ministerio de Salud solo ha respondido que sus propias cifras son correctas. No podemos hacer nada más de momento", agrega el regidor.
Imamoglu se muestra cautelosamente optimista respecto a la fase de progresiva normalización iniciada esta semana, justificada con el descenso a medio centenar de muertos por día -frente a los 120 diarios hace un mes- pero pide mucha prudencia para evitar rebrotes.
Hasta la fecha, Turquía ha registrado 3.786 muertes por coronavirus desde mediados de marzo, y 138.000 contagios confirmados, con unos 1,3 millones de tests realizados.