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Tras haberse expuesto en 2016 en la Kunst Halle Sankt Gallen en Suiza, y en el San Francisco Arts Institute, el 27 de abril llegará MUAC la exposición “The Proposal” que incluye el anillo con un diamante de 2.02 quilates que resultó de la cristalización de 525 gramos de las cenizas del arquitecto mexicano, premio Pritzker en 1980.
Como en los otros recintos, en México se verá el anillo junto a un video de la exhumación de las cenizas, y los documentos del proceso que dan cuenta de la petición de Magid a Federica Zanco, dueña del archivo Luis Barragán y directora de la Barragan Foundation en Suiza, de intercambiar este acervo por el anillo. La exposición incluirá también caballitos en plata, como el que Magid dejó en la urna, tras retirar parte de las cenizas de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, en Guadalajara, el 23 de septiembre de 2015.
El pasado miércoles, Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, confirmó la realización de la exposición en una reunión en que la estuvieron presentes, entre otros, el curador y doctor en Historia y Teoría del Arte, Daniel Garza Usabiaga; el arquitecto y doctor en Historia del Arte, Enrique de Anda, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM; y el empresario y promotor de arte, César Cervantes.
“No se puede plantear un proyecto estético incumpliendo asuntos de ética”, cuestiona sobre “The Proposal”, Enrique de Anda.
Para el investigador, fue positivo el encuentro con Jorge Volpi, que se mostró receptivo y les dio algunas alternativas, sin embargo, agrega: “En lo personal, me preocupa que un recinto de la Universidad vaya a acoger esta exposición; respeto las decisiones de mis colegas que han sido resultado de una evaluación de un consejo colegiado. Mi punto de vista personal es que no debió ser así”.
De Anda considera que el proyecto de Magid es un asunto comercial, “una estrategia para sobrevaluar los costos de su obra”.
Aunque con Volpi se planteó una mesa de debate en la apertura de la exposición, en ésta no participará la autora del proyecto; en ese sentido, Daniel Garza cuestiona: “Si Jill Magid habló en todos lados, en museos, ferias y galerías –siempre sin una contraparte crítica— es extrañísimo que no quiera hablar ahora que estará aquí y sobre todo aquí donde hizo la obra”.
A título personal, César Cervantes pide que la muestra se posponga y que se replantee tras un debate público: “El debate debió ser antes para valorar si tenía cabida esa exposición en el museo de arte contemporáneo más importante del país. No estoy de acuerdo con que nos inviten a un debate cuando es un hecho consumado”.
Pero considera que no es extraño porque “todo lo que Magid ha hecho en México ha sido a escondidas”. Argumenta que el debate es necesario porque “es una exposición en un museo público, con fines y recursos públicos”.
El arquitecto Enrique de Anda recalca que, más allá de lo legal, la ética es lo central de este asunto:
“Es un asunto de principios éticos y de que dejen a los muertos descansar en paz. Se violentó la paz en la que deben estar los muertos; además, son restos que se encuentran en un recinto público. El tema es que nunca debió abrirse esa cripta. Se pasó por los derechos de privacía; abrir una tumba es algo que siempre ha sido condenado en todas las culturas. Es absolutamente incorrecto”.
De Anda explica que en la reunión con Volpi se les informó que la artista no se presentaría a la mesa de debate porque no maneja el español y no quiere comunicarse a través de un traductor, sin embargo, cuestiona, ella sí hizo muchos trámites en su proyecto y para éstos sí busco apoyo de un traductor. Y agrega: “Mucho molesta que vengan extranjeros a vender espejitos a los mexicanos e irrita que un recinto universitario acoja ese proyecto. Es una estrategia para sobrevaluar los costos”.
César Cervantes expresa su inconformidad porque el MUAC exhiba esta muestra: “¿Cómo presentan a quien más ha vandalizado y ninguneado, al propio Barragán. Es como si alguien hubiera ido a exhumar en Estados Unidos los restos de Frank Lloyd Wright... seguramente estaría en la cárcel”.
La idea es que en el marco de la muestra haya un espacio crítico donde se documenten las distintas versiones, contradicciones y otros puntos de vista acerca del proyecto. EL UNIVERSAL buscó a autoridades del MUAC para hablar acerca del tema, pero no hubo respuesta a la solicitud.

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