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La <span >obesidad</span> es uno de los problemas más graves y con mayor prevalencia que enfrenta Estados Unidos hoy en día.
Según informes de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de la nación vecina (CDC por sus siglas en inglés), la obesidad afecta a más de 13.7 millones de niños y adolescentes entre las edades de 2 a 19 años.
Los científicos han comprobado que las principales causas, de que los niños y jóvenes estén por arriba de su peso de acuerdo con su edad y estatura, se centran en comportamientos alimentarios, entorno social, genética, sin embargo, el factor principal es la actividad física deficiente o inexistente.
¿Cuánto ejercicio deben practicar los niños y jóvenes para mantener su salud?
Clínica Mayo dice que los niños mayores de 6 años necesitan al menos una hora al día de actividad física, mayormente de ejercicios aeróbicos moderados.
Así mismo, necesitan realizar actividades de fortalecimiento muscular y de huesos al menos tres días a la semana con una intensidad vigorosa.
Basados en las pautas establecidas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, los especialistas recomiendan que los niños entre 3 y 5 años se mantengan activos durante todo el día para mejorar su crecimiento y desarrollo.
Los padres y cuidadores deben asegurarse que estos pequeños realicen ejercicios comunes en la edad escolar como jugar en espacios amplios con una amplia variedad de artefactos que además ayuden a su desarrollo mental, saltar la cuerda, practicar futbol, beisbol, deportes en equipo o clases de baile.
Ejercicios alternativos
Mayo sugiere acompañar a los niños por caminatas en ambientes naturales, impulsarlos a practicar escalada o algún deporte extremo bajo la supervisión de expertos, llevarlos al gimnasio, invitarlos a andar en bicicleta o a ir a pie a lugares cotidianos como a la biblioteca, escuela, centro comercial y parques.
La influencia de los padres es clave para que los niños y jóvenes solucionen sus problemas de peso y como consecuencia de salud, es necesario que les inculquen hábitos de ejercicio y buena alimentación diaria, así como atención médica periódica que duren toda la vida.
