De la calle al espacio. La historia de Félicette, la primera gatita astronauta

Monos, perros y hasta ratones han sido enviados en misiones espaciales desde hace décadas como parte de misiones de investigación y pruebas.

Entre estos especiales animales destacan también varios gatos, incluida la gatita francesa Félicette, que fue la primera de su especie en salir de la tierra en la década de los 60. Esta es su historia.

Con tantas misiones espaciales hechas por tripulantes animales a lo largo de la historia, se ha quedado casi en el olvido la misión que hizo Félicette, enviada por los científicos del Centro Francés de Educación e Investigación en Medicina de Aviación (CERMA).

Según cuenta la historia, estos científicos fueron los primeros en idear un viaje espacial para gatos que durara aproximadamente 15 minutos y que llegara a una altitud de 100 km y un poco más en una cápsula, dentro de un cohete.

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Los investigadores seleccionaron 14 gatos astronautas potenciales sacados de las calles de París; la mayoría de ellos fueron hembras debido a que éstas suelen tener un temperamento más tranquilo que los machos y eran ideales para pasar un periodo de entrenamiento de dos meses.

A los gatos se les midió su calma y adaptabilidad en cohetes simulados y se les implantaron electrodos para monitorear su actividad cerebral. Entre los seleccionados para el entrenamiento destacó Félicette, una gatita blanco con negro reconocida en la investigación como C341, por su docilidad, temperamento adecuado y peso de a penas 2.5 kilos.

La gatita, primera en este tipo de misiones, fue lanzada en un cohete el 18 de octubre de 1963, a una altitud de 157 kilómetros por cinco minutos, menos tiempo del planeado inicialmente.

Aunque pareciera que la gatita sufrió o estuvo al borde de la muerte, los científicos encontraron que Félicette se mantuvo sana y salva durante su ascenso y descenso del espacio y mostró una actitud tranquila.

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El destino de la gatita por los primeros meses fue normal y tranquilo, con una vida singular; sin embargo, fue sacrificada después cuando se le extirparon los electrodos del cerebro.

Tras hacer historia, Félicette fue inspiración para la creación del famoso Gato Félix.

Su historia es relevante en la ciencia, pero no permaneció en la memoria colectiva como las misiones de otros animales, tales como el chimpancé Ham o la perrita Laika que todo el mundo conoce.

Se cree que fue olvidada por la época en la que viajó al espacio, en la que Estados Unidos y la entonces URSS competían en la carrera hacia el espacio y los esfuerzos de países como Francia no eran relevantes en la materia.