Contenidos sollozos durante discursos conmemorativos, multitudes de luto encendiendo velas... enmudeció brevemente el martes en homenaje a las víctimas del ataque sin precedentes de Hamás de hace exactamente un mes.

En la explanada de la Universidad Hebrea de Jerusalén, más de mil personas, principalmente estudiantes y profesores, guardaron un minuto de silencio, rezaron y cantaron el himno nacional.

"Las atrocidades han dejado una cicatriz terrible, traumas a nivel personal pero también a nivel nacional", dijo Asher Cohen, presidente de la universidad, que tiene a varios graduados entre las víctimas.

"Pero hay esperanza, habrá un renacimiento", agregó.

Varias personas dieron su testimonio, entrecortados por las lágrimas, como un maestro que mostró la foto de su hijo y su novia, asesinados por los comandos de Hamás. "Creían en la paz", dijo.

En el peor ataque desde la creación del Estado hebreo en 1948, más de 1.400 personas, en su mayoría civiles, murieron a manos de los comandos de Hamás, que también secuestraron a unas 240 personas.

La operación desencadenó una intensa , controlada por Hamás, que se ha cobrado más de 10.300 vidas en ese territorio, entre ellos miles de niños, según el Ministerio de Salud del movimiento islamista.

Mayaan, de 38 años, que perdió a sus padres en un kibutz atacado por Hamás, afirma que es duro ver las "devastadoras" imágenes de muerte y destrucción procedentes de Gaza.

"Me enerva cuando la gente dice 'soy propalestino' o 'soy proisraelí", dice con la voz cargada de dolor la mujer, que pide que su apellido no sea publicado.

"Yo soy propaz. Mis padres hubieran dicho lo mismo", asegura esta empleada de la Academia de Artes y Diseño Bezalel de Jerusalén.

Decenas asistieron a una ceremonia en esa academia, donde se encendieron velas y se cantó con emoción el "Hatikvah", el himno nacional, que significa "la esperanza" en hebreo.



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