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A estas alturas del año aún persisten las ganas de cumplir los deseos de año nuevo, entre tantos los de bajar de peso y mantener un , pero ¿realmente tenemos las posibilidades de cumplir dichas resoluciones sin morir en el intento?

La respuesta podría depender del entusiasmo de cada persona, así como del tiempo que le dedique a hacerlo realidad y de los cambios que esté dispuesto a hacer.

No obstante, de acuerdo con expertos en nutrición de la hay estrategias que pueden ayudar a cumplir dichas metas a través de la alimentación, al mismo tiempo que complementan las rutinas de ejercicios de forma sencilla sin tener que sacrificar la comida que más nos gusta, multiplicar la actividad física o hacer cambios drásticos y repentinos en los horarios o en el estilo de vida general.

Por ejemplo, el desayuno es una pieza clave que nos mantiene de pie durante el día, los científicos recomiendan tomarlo al menos una hora antes de practicar cualquier actividad física cada día, ya que un buen desayuno brinda la energía necesaria para ejercitarnos y como consecuencia, eleva el nivel de azúcar en la sangre de forma natural.

¿De qué está hecho un “buen desayuno”? Mayo señala que debe contener elementos como cereales integrales o pan, plátanos, yogurt y una taza de café.

Por su parte, es necesario cuidar las porciones a la hora de la comida. Se recomienda comidas abundantes al menos tres o cuatro horas antes de hacer cualquier actividad física y comidas pequeñas en dos o tres horas antes.

En caso de que no se realicen estas comidas, es suficiente tomar un refrigerio antes de ejercitarse para agregar la energía que necesita el cuerpo para poder esforzarse.

Entre la tarde y la noche es muy común que las personas dediquen su tiempo al ejercicio, para que la comida no interfiera con el objetivo, los expertos sugieren meriendas o refrigerios ligeros que aporten la energía suficiente, ayuden a mantener los niveles de azúcar en la sangre y eviten los conocidos “dolores de hambre”.

Opta por incluir al menú barras energéticas, yogurt, barras de granola bajas en grasa y emparedados de mantequilla de maní.

Si eres de las personas que comen después de ejercitarse, permite que tu cuerpo se recupere de los esfuerzos con ligeros como los sándwiches, yogurt, arroz integral, pollo, pasta o fruta.

Sin importar la hora en que vayas al gimnasio, hidrátate antes, durante y después de hacerlo.

Toma de dos a tres tazas antes del entrenamiento, una taza cada 15 o 20 minutos durante y de dos a tres tazas después del ejercicio por cada libra que pierdas.

La duración e intensidad de las rutinas determinan la frecuencia, la cantidad, el tipo de comida y líquido que el cuerpo necesita.

Cumple tus metas tomando en cuenta tu alimentación sin la necesidad de restringir platillos e incluso bebidas. Si te sientes con inspiración, considera adoptar en conjunto una y consultar con los especialistas necesarios para cuidar tu salud.

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