El ajo (Allium sativum), más allá de ser un ingrediente básico en la cocina, ocupa un lugar privilegiado en la . Su uso está tan arraigado en la cultura popular que ha sido empleado durante siglos no solo como remedio natural, sino también como protector contra enfermedades. Hoy, su eficacia empieza a ser respaldada por la ciencia.

¿Qué beneficios tiene el ajo?

De acuerdo con la , el ajo es una de las plantas más reconocidas por su versatilidad terapéutica. En la medicina tradicional se utiliza para tratar:

  • infecciones intestinales como amibiasis y lombrices
  • enfermedades respiratorias como tos o bronquitis
  • reumatismo,
  • problemas digestivos
  • afecciones en la piel

De hecho, es común su uso externo como cataplasma para aliviar picaduras de insectos, sabañones, sarna o mezquinos.

La medicina moderna ha confirmado muchas de las propiedades atribuidas al ajo. Según la misma fuente de la UNAM, compuestos activos como la alicina y el ajoeno le otorgan efectos:

  • antibióticos
  • antifúngicos
  • antiparasitarios
  • regular el azúcar
  • regular la presión
  • altera la coagulación de la sangre
  • anticancerígenos

Estudios han demostrado su efectividad contra bacterias como Staphylococcus aureus, Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa, así como hongos capaces de hacer infecciones en la piel. También se han observado beneficios en la reducción del colesterol, la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Además, se ha reportado que su consumo regular podría disminuir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de estómago, gracias a su capacidad para inhibir la formación de compuestos carcinógenos.

¿Qué dice el conocimiento ancestral mexicano sobre el ajo?

De manera tradicional algunos grupos originarios de México lo usan para lo que ellos llaman padecimientos como el “mal de ojo” y el “susto”.

En muchas comunidades, cortar ajos el primer viernes de marzo es una práctica para protegerse de animales ponzoñosos, y colocarlos sobre puertas o junto al dinero sirve, según la creencia, para atraer la buena suerte y alejar malas influencias.

El ajo representa un claro ejemplo de cómo la medicina tradicional y la ciencia pueden encontrarse en un mismo punto. Mientras sigue formando parte de rituales y curaciones populares en comunidades indígenas y rurales, su eficacia terapéutica gana terreno en entornos clínicos y estudios farmacológicos.

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