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El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas de México, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Cada año, las familias mexicanas colocan ofrendas para honrar a sus seres queridos fallecidos, guiando su regreso simbólico al mundo terrenal con flores, veladoras y alimentos.
Aunque las fechas más conocidas son el 1 de noviembre (Día de Todos los Santos) y el 2 de noviembre (Día de los Fieles Difuntos), el calendario de esta tradición inicia días antes, con la llegada de distintas almas según su forma de muerte o situación en vida.
¿Cuándo se pone la ofrenda para las ánimas olvidadas?
El 30 de octubre está dedicado a las ánimas olvidadas, aquellas que no tienen familiares que las recuerden, como personas huérfanas o criminales. Se cree que estas almas también regresan, aunque nadie las espera. Por ello, muchas personas encienden una veladora en su honor, como gesto de compasión y para iluminar su camino.
Calendario de llegada de las almas
28 de octubre: Almas de quienes murieron en accidentes.
29 de octubre: Almas de quienes fallecieron ahogados.
30 de octubre: Ánimas olvidadas, sin familiares que las despidan.
31 de octubre: Niños que murieron sin ser bautizados.
1 de noviembre: Niños fallecidos (Día de Todos los Santos Inocentes).
2 de noviembre: Adultos fallecidos (Día de los Fieles Difuntos).
¿Qué elementos lleva una ofrenda tradicional?
Las ofrendas varían según la región y las creencias familiares, pero hay elementos esenciales que se colocan para rendir homenaje y facilitar el regreso de los difuntos:
Agua: Para calmar la sed del alma tras su largo viaje.
Sal: Purifica y protege el cuerpo espiritual.
Veladoras: Representan luz, fe y esperanza. Pueden colocarse en forma de cruz para orientar al alma.
Copal e incienso: Limpian el espacio de malas energías.
Flor de cempasúchil: Su color amarillo guía a los difuntos hacia el altar.
Petate: Lugar simbólico para que el alma descanse.
Pan de muerto: Representa el cuerpo de Cristo y la conexión entre vivos y muertos.
Fotografía del difunto: Para personalizar la ofrenda.
Chocolate de agua: Elemento ritual que conecta con la esencia del fallecido.
Calaveras de azúcar: Simbolizan la presencia constante de la muerte.
Niveles de la ofrenda de Día de Muertos
Dos niveles: Representan cielo y tierra.
Tres niveles: Cielo, tierra e inframundo.
Siete niveles: Los pasos que el alma debe atravesar para alcanzar el descanso eterno.
Colocar una ofrenda para las ánimas olvidadas es un acto de empatía que honra no solo a quienes amamos, sino también a quienes nadie recuerda. En el Día de Muertos, cada vela encendida y cada flor colocada es una muestra de que, en México, la memoria y el corazón tienen espacio para todos.
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