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A pesar de halagar a la reina Isabel II y hablar positivamente de la forma en que ésta la recibió como parte de la familia real, Meghan Markle tuvo celos de la atención que, por protocolo, debía recibir la monarca en cualquier lugar o situación en la que estuviera.
Un biógrafo real reveló que a Meghan le disgustaba el protagonismo que tenía la reina Isabel y que había trazado cierto plan para “eclipsarla” y quitarle la atención mediática mientras perteneciera a la familia real como miembro activo junto a su esposo el príncipe Harry.
El escritor y experto real Tom Quinn aseguró en su nueva biografía Yes Ma’am, que Meghan provocó “pánico” dentro del Palacio de Buckingham durante su breve estancia como duquesa debido a que tenía una estrategía para ganar fama y hacerse notar, incluso más que la misma reina.
Al parecer, su plan trataba de hacer las cosas a su modo y llamar la atención a su manera siendo un miembro activo de la institución que tomaba sus propias decisiones y elegía sus trabajos.
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“El Palacio de Buckingham se preocupó mucho cuando se dieron cuenta de que Meghan tenía planes para su vida como miembro de la realeza trabajadora que no iban a ser parte de una estrategia general acordada con el personal; ella solo quería hacer lo suyo”, afirmó el autor.
“Lo cual es justo si no eres miembro de una institución estrictamente controlada, pero nunca iba a ser aceptable que Meghan eclipsara a la princesa Ana, al príncipe Carlos [como se le conocía entonces] y a la reina Isabel”, agregó.
El autor citó en su obra testimonios de excortesanos de la reina, que vieron el comportamiento de Meghan Markle con respecto a la atención que recibía Isabel II y la envidia que supuestamente le tenía por no poder ser igual o más popular.
“Isabel siempre tuvo que ser el centro y el foco de todo lo que hacía la Familia Real y no creo que Meghan entendiera por qué eso tenía que obligarla a hacer cosas que no quería hacer”, señaló Quinn.
Asimismo, la duquesa de Sussex estaba en contra de que hubiera una jerarquía dentro de la corona británica y consideraba “inútiles” las reglas que dictaban qué hacer y qué no, cómo hacerlo y quién debería hacerlo, ya que ella quería tener la libertad de hacer lo que quisiera sin seguir reglas u obedecer lo que la institución le imponía.
“A Meghan le disgustaba mucho la jerarquía. Muchas de las reglas parecen bastante inútiles y solo existen para proteger el estatus relativo de cada miembro de la realeza. Y los miembros de la realeza son muy sensibles: si alguien recibe un bolígrafo de oro o un coche nuevo, todos lo quieren. Meghan pensaba que se comportaban como bebés”, citó.