El presidente de Estados Unidos,, y el rey Carlos III intercambiaron elogios durante sus discursos de apertura en el banquete de Estado ofrecido con motivo del inicio de la visita oficial del mandatario estadounidense al Reino Unido este miércoles.

"Es un privilegio singular ser el primer presidente estadounidense recibido aquí", comenzó Trump en su discurso, en el que señaló que "realmente es uno de los mayores honores" de su vida.

Para luego seguir con una larga lista de elogios al monarca británico y el amor por su patria: "Ha entregado su terrible corazón con todo lo que tiene a aquellas partes de Gran Bretaña que están más allá del ámbito de la mera legislación", apuntó Trump.

El estadounidense también elogió a Reino Unido, apuntando a uno de sus socios más cercanos: "El vínculo de parentesco e identidad entre Estados Unidos y el Reino Unido es invaluable y eterno; es irremplazable e inquebrantable", afirmó Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos también dijo una de sus frases más repetidas: "Y como país, como saben, nos va increíblemente bien. Hace un año teníamos un país muy enfermo, y hoy creo que somos el país más 'sexy' del mundo."

Por su parte, Carlos III elogió el "compromiso personal del presidente para encontrar soluciones a algunos de los conflictos más insolubles del mundo", sin hacer referencia a ninguno en particular.

"Mientras la tiranía amenaza una vez más a Europa, nosotros y nuestros aliados nos unimos en apoyo a Ucrania para disuadir la agresión y asegurar la paz", declaró el monarca durante su discurso, haciendo hincapié en el esfuerzo de ambos países en mantener "la relación más estrecha en materia de defensa, seguridad e inteligencia jamás conocida".

El rey destacó la sólida relación entre ambos países desde la independencia de Estados Unidos hasta la actualidad, incluyendo su colaboración durante las guerras mundiales. Incluso bromeó con que, si los rumores de la prensa sobre un supuesto romance con la hija de Richard Nixon en los años 70 hubieran sido ciertos, esa "relación especial" se habría estrechado aún más.

"Esta ocasión única e importante refleja el vínculo perdurable entre nuestras dos grandes naciones, cimentado en la profunda amistad entre nuestros pueblos (...) Hemos celebrado juntos, llorado juntos y nos hemos mantenido unidos en los mejores y peores momentos", alegó Carlos III.

También señaló el hecho de que Trump ha pisado suelo británico dos veces en los dos últimos meses -visitó Escocia a finales de julio- y bromeó con que "el suelo británico constituye un espléndido campo de golf".

Trump y Carlos III se han sentado en mitad la mesa, flanqueados por el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y la respectivamente, mientras que al otro lado de la mesa se sentaron la reina, Melania Trump, el secretario del Tesoro los Estados Unidos, Scott Bessent y el príncipe William.

En una mesa tan larga como una piscina olímpica y bajo la luz de 139 candelabros también se han sentado 160 invitados, incluido Starmer, otros destacados miembros de la política y monarquía y empresarios, entre los que estaban el gerente general de Apple, Tim Cook; el magnate de medios Rupert Murdoch; el director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, y el de OpenAI, Sam Altman.

El menú incluyó una panna cotta de berro y huevos de cordorniz de Hampshire con galleta de parmesano como entrante; una balotina de pollo orgánico de Norfoll, envuelto en calabacín con un jugo infusionado con tomillo de principal, y como postre una bomba de helado de vainilla con sorbete de frambuesas de Kent y con ciruelas ligeramente escalfadas.

A pesar de que Trump no bebe alcohol, en el banquete de Estado se sirvió un Oporto Vintage Warre's 1945 en honor a Trump como 45º y 47º presidente; un coñac Hennessy 1912 -año de nacimiento de su madre escocesa, Mary Anne MacLeod-, y un champán Pol Roger, el favorito de Winston Churchill, entre otros.

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