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El rey Carlos III, en medio de su lucha contra el cáncer, comenzó a planificar los detalles de su propio funeral, según revelan fuentes cercanas al Palacio de Buckingham.
De acuerdo con los informes, el monarca dejó por escrito sus deseos de tener a su esposa, la reina Camila, y a su hijo menor, el príncipe Harry, presentes en la ceremonia de su funeral y otros actos oficiales.
A pesar de las tensiones que dividen a la familia real británica, especialmente entre los príncipes William y Harry, se afirma que el heredero al trono no tendrá influencia en los preparativos del funeral de su padre ni podrá modificar sus órdenes. Carlos, consciente de la gravedad de su enfermedad, que aún no se ha revelado de qué tipo es el cáncer, ha tomado el control de sus decisiones finales y busca cerrar viejas heridas antes de su partida.
De acuerdo con fuentes citadas por medios estadounidenses, el rey estaría luchando contra un cáncer de páncreas y teme que su tiempo sea limitado, esta información no ha sido compartida oficialmente por la familia real.
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“El palacio intenta minimizar la situación, pero el rey sabe que se acerca el final”, comentó una persona cercana a la familia real. “William ya está proyectando su visión del futuro de la monarquía y tomando decisiones que anticipan su eventual ascenso al trono”, agregó.
La gravedad de su estado de salud lo habría motivado a acercarse a su hijo menor y a reconciliarse con él después de toda la polémica que desataron sus comentarios y los de Meghan Markle sobre racismo y el trato que le dio la familia real.
En septiembre, Harry viajó al Reino Unido para un encuentro con su padre en Clarence House, el primero en más de año y medio. El gesto fue interpretado como un intento de acercamiento familiar ante el deterioro de la salud del monarca.
Los planes para el funeral de Carlos, considerados “ultrasecretos” dentro del Palacio de Buckingham, contemplan una ceremonia majestuosa en la Abadía de Westminster, con la asistencia de jefes de Estado, miembros de la realeza internacional y figuras religiosas de alto rango. “No se escatimarán gastos”, aseguró el informante. “Ha servido a la corona por más de siete décadas y merece una despedida a la altura de su legado”.
Sin embargo, no todos los miembros de la familia serían bienvenidos en el último adiós. Según los reportes, el príncipe Andrés y su exesposa Sarah Ferguson no estarían contemplados en la lista principal de invitados debido al daño a su reputación y a la de la institución real por sus vínculos con Jeffrey Epstein. “La monarquía busca distanciarse de todo lo que pueda empañar la imagen de la institución”, explicó la experta real Hilary A. Fordwich.
El mayor obstáculo para el deseo de reconciliación del rey parece ser su propio heredero, William, de 43 años, que no está dispuesto a facilitar el regreso de Harry al círculo real ni que retome sus actividades como un miembro activo.
“William está decidido a bloquear cualquier intento de Harry por reinstalarse en Windsor”, afirmó una fuente cercana al palacio. “Como futuro monarca, considera que su hermano representa un riesgo para la estabilidad de la familia real y teme que su regreso reabra heridas que apenas comienzan a cicatrizar”.
Esta no es la primera vez que se habla de los planes de Carlos sobre su funeral. En verano pasado, una fuente cercana a la monarquía le dijo a The Telegraph que Carlos ya estaba trabajando en la organización de su despedida y que había asentado por escrito sus deseos de tener a Harry presente en todos los actos oficiales junto a Meghan y sus hijos Archie y Lilibet.
The Telegraph informó en su momento que Carlos III quiere que Harry ocupe el lugar que le corresponde en la familia como príncipe y que sea incluido en los actos desde que se haga el anuncio oficial de su fallecimiento, hasta la procesión y el entierro, dejando así una puerta abierta para la convivencia y posterior reconciliación con su hermano mayor, que para entonces ya se habría convertido en rey.
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