El visitante interestelar 3I/ATLAS ha generado expectativa y polémica desde que fue descubierto por el telescopio ATLAS, en Chile, surcando el espacio con dirección hacia el Sol.

Varios investigadores han puesto su interés sobre el cuerpo celeste, del que se dice viene de algún lejano lugar fuera de nuestro Sistema Solar y que podría ser una y no un cometa como se le ha catalogado por la ciencia.

Precisamente, el experto Avi Loeb, vinculado a la Universidad de Harvard y director del Proyecto Galileo, ha afirmado que el cometa 3I/ATLAS en realidad no es un cometa, sino una nave extraterrestre, funcional con tecnología no humana, que está visitándonos para investigar la Tierra.

Aunque suena descabellado para la opinión pública, el científico dice que el objeto es “excepcionalmente grande” para ser un cometa convencional formado sólo de hielo y polvo y que su velocidad, trayectoria y color lo delatarían como una nave.

El científico sospecha que su trayectoria en realidad sigue una ruta de sobrevuelo trazada para inspeccionar nuestro Sistema Solar. Siguiendo cierto patrón en su camino, el objeto evitará acercarse a la Tierra durante su alineación con la Luna, que ocurriría hacia finales ; el experto dice que este comportamiento sugiere que evita ser monitoreado por los humanos a través de las

En torno a esto, una vez que se acerque al Sol, aproximadamente el 29 de octubre, este objeto interestelar podría confirmar estas teorías y revelarse como una nave extraterrestre y no como un cometa, además de desprender pequeñas sondas “como una nave nodriza tecnológica”, afirma el investigador.

Según dice Loeb, el 29 de octubre se revelará el verdadero origen del 3I/ATLAS, su acercamiento al Sol hará que se “desintegra en fragmentos” por el calor como cualquier comenta o se revele como una nave; entre estas opciones, hay un 30 o 40 por ciento de posibilidades de que el objeto “no tenga un origen completamente natural”, en caso de que ocurra esto último, habrá la posibilidad de que sea un “caballo de Troya”, donde un objeto tecnológico "se hace pasar por un cometa”.

“Cuando un cometa se acerca al Sol, la radiación solar calienta su núcleo helado. Los hielos volátiles como el dióxido de carbono, el monóxido de carbono o el agua se subliman directamente en gas, arrastrando polvo y pequeñas rocas”, explicó el científico en su blog.

“Este proceso puede provocar la ruptura del cometa si la mezcla de hielo y polvo no puede soportar el estrés térmico”, agregó. En caso de que no sea un cometa, el cuerpo celeste liberará “una flota de mini sondas para estudiar múltiples objetos simultáneamente”.

Su camino hacia el Sol será monitoreado por la sonda Jupiter Icy Moons Explorer (Juice) de la Agencia Espacial Europea (ESA), hacia noviembre y diciembre, en caso de que el cometa no de desintegre, los observatorios terrestres podrán monitorear el objeto y verificar si “liberó mini sondas como una nave nodriza tecnológica” como predice Loeb desde su teoría de naves alienígenas.

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